REALES ALCÁZARES (REALES ALCÁZARES)

La residencia real, con sus palacios, patios, salas mudéjares y jardines, es simplemente una maravilla. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es -junto con la catedral- el monumento de Sevilla que no debe perderse bajo ningún concepto. Al llegar a la Plaza del Triunfo, se atraviesa el formidable recinto por la Puerta del León. El león, inmortalizado en azulejos, simbolizaba la victoria de la Reconquista (durante un breve periodo, esta puerta estuvo defendida por un león de verdad). Llegamos al Alcázar Real donde, tradicionalmente desde la Reconquista, bajan los reyes de España cuando visitan Sevilla. El lugar ya era conocido por los romanos. En el año 712, los moros construyeron aquí una fortaleza. Tras la Reconquista, los Reyes Católicos se instalaron. El complejo actual se construyó gradualmente, y cada gobernante añadió su propio toque.

La Sala de Almirantes fue, a partir de 1503, el escenario de las grandes decisiones de exploración del Nuevo Mundo, incluido el viaje de Magallanes.

El Palacio de Pedro el Cruel , uno de los edificios más importantes del Alcázar, fue restaurado por Carlos V y Felipe IV. Lo más destacado del exterior es el hermoso patio de las Doncellas, creado por los mejores artesanos de Granada, un armonioso rectángulo enmarcado por una doble fila de columnas de mármol. Las doncellas, princesas de la sangre, solían situarse en el primer piso para seguir las ceremonias que tenían lugar en el patio. El Salón de Embajadores, con su cúpula de cedro dorado y grabado del siglo XV, también merece una visita. Aunque las obras fueron realizadas primero por artesanos moriscos que aportaron toda la fantasía mudéjar, sobre todo en las suntuosas decoraciones de azulejos, las obras posteriores tomaron más prestadas de Europa y Flandes (merece la pena ver el salón de los Tapices con sus tapices en los salones de Carlos V, del siglo XVI, muy bien decorados).

Varios patios también constituyen etapas clave de la visita. El Patio de las Doncellas, el de las damas, cuya decoración corrió a cargo de los más grandes artistas de Granada; el Patio de las Muñecas, que debe su nombre a las caras que decoran uno de sus arcos y que era el lugar reservado para los sirvientes que trabajaban en el palacio; el Patio de la Montería, el de la caza, que en su día fue lugar de reunión de la corte real antes de convertirse en lugar de encuentro para las cacerías. O el jardín del Yeso, un jardín con hermosos parterres y arroyos que ha conservado elementos característicos del Alcázar de la dinastía almohade del siglo XII.

Los jardines del Alcázar son magníficos, de influencia árabe, y fueron reformados posteriormente en estilo renacentista y romántico. Fuentes, surtidores, estanques, esculturas, arbustos y terrazas plantadas con cipreses y laureles se alternan en un despliegue deslumbrante. Los andaluces y luego los paisajistas del norte de África llevaron el arte a cotas sin precedentes para satisfacer el gusto y los sentidos de los califas. Un lugar ideal para la siesta en los calurosos días de verano. También hay una cafetería donde se puede hacer un descanso en un entorno idílico.

Actividades culturales en las que puedes participar: conferencias, teatro o conciertos como las Noches en los Jardines del Alcázar en verano.