UN UMBRAL PARA EL CIELO
Al principio sólo era un pequeño terreno de fricción. A iniciativa de los habitantes de la colina Vauban, el lugar ha cambiado de cara y se ha transformado en un jardín distendido. Para ello, piden al paisajista Natacha Guillaumont que reacondicione esta parcela abandonada. Inaugurado en 2006, este jardín solidario consta de varias especies mediterráneas y de variedades decorativas y postes. Lugar de encuentro entre los habitantes del barrio, es mucho más que un lugar donde jardiner, es el alma verde de Vauban y mira de sus alturas las magníficas vistas al norte de la ciudad. Para llegar, tendrás que subir una escalera de 200 escalones, la única vía de acceso a la cima de la colina, pero la iniciativa y la vista que el lugar ofrece el esfuerzo.