LA GOTA DE LECHE
En el bulevar Leclerc, a pocos metros de la imponente Fábrica Motte-Bossut, se alza una mansión de arquitectura tan original como su nombre: la Gota de Leche. Con su fachada de estilo anglonormando, cuyo blanqueador de madera destaca el rojo vivo de sus puertas, el edificio despótico e interpela. Pero,¿cuál es la historia de este lugar? En 1893, un informe revela que en Roubaix la tasa de mortalidad infantil es extremadamente elevada debido a una mala higiene alimentaria. Ante esta plaga se está creando un Comité de Protección de la Infancia de Rumanía. En la misma época se crea en Fécamp la organización de la Gota de Leche que tiene por objeto distribuir leche esterilizada a las madres que no pueden amamantar, dispensar consultas de lactantes y asesorar en materia de higiene. Muy rápidamente, esta organización hace conmulas en toda Francia. La Gota de Leche, en Roubaix, empieza a funcionar en 1904 gracias a las donaciones de un rico industrial de la ciudad, Pierre Wibaux. Los resultados de una mejor nutrición y de una mejor higiene se sienten rápidamente. La ciudad decide, por tanto, dotar a la asociación de sus propios locales. Estos últimos se construirán en una parcela perteneciente a la Fábrica Motte-Bossut. La realización de los locales, confiada al arquitecto Albert Bouvy, finaliza en 1912. Con dos edificios separados, una calle de Correos y otra avenida Leclerc, la asociación garantiza las consultas y la preparación de las raciones de leche. Pero en el decenio de 50, cuando el Ministerio de Salud obliga a las escuelas a suministrar raciones diarias de leche a todos los niños, las infraestructuras de la Gota de leche rumana no pueden seguir. A finales de los años 50, el ayuntamiento decidió vender los edificios. Hoy rehabilitado por el arquitecto Jean-Charles Huet, el edificio del bulevar Leclerc no ha perdido nada de su magnífica y sigue siendo un testigo clave de la historia de la ciudad… y conserva una vocación médica ya que alberga un bufete de rhumatología.