AUBERGE DU BARRY
Restaurante que ofrece una ruta gastronómica y platos de queso cerca del Capitolio
Al norte de Toulouse, a minutos del Capitolio, la Table du Barry le da la bienvenida a Gratentour en su edificio de ladrillos rosas. Este restaurante ofrece una auténtica exquisita gastronomía gastronómica. En el programa, un servicio impecable, una selecta selección de vinos de países y un diseño de platos refinados: ensalada de cabra y tocino, foie gras asado, espalda de merluza, la ineludible cascabla casera y para terminar en belleza, un plato de quesos, un financiero con frutos rojos o una decadencia de chocolates. El entorno es cálido y acogedor, con una chimenea para los días frescos y una bonita terraza para los días más cálidos. El lugar también propone un hotel con piscina perteneciente a la red Interhotel, garantía de cuidado de la clientela.
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
Opiniones de los miembros sobre AUBERGE DU BARRY
Las calificaciones y reseñas a continuación reflejan las opiniones subjetivas de los miembros y no la opinión de The Little Witty.
        
        
                                                                                    
                                                                                    
                                                                                    
We hadden onze klachten gemaild in het frans omdat er, ondanks het bord met “we speak English” zeer beperkt Engels gesproken kon worden. Helaas kregen we geen reactie op onze e-mail door een fout mail adres op hun website. Personeel was naast moeilijk bereikbaar, onprofessioneel (onbeschoft) en overbelast. De klachten werden laat en zeer moeizaam opgepakt. Gelukkig kwam er na veel gedoe en een emotioneel beladen gesprek toch compensatie en werd (pas na veel druk) de airco aangezet. Ik heb medelijden met de emotionele situatie van de directie en ben oké met de oplossing, maar ik zou hier niet nog eens boeken.
Le plus gros problème reste l’accueil : inexistant. À notre arrivée, l’accueil était désert. Nous avons dû appeler par téléphone pour qu’une femme, sans doute la gérante, nous indique comment récupérer les clés — alors que la réservation avait été faite trois semaines à l’avance.
Le petit déjeuner est très sommaire : croissant, pain au chocolat, jambon et fromage sous cellophane. Et le samedi, ni accueil ni petit déjeuner avant 8h… du jamais vu pour moi.
Et pour finir, la literie était si inconfortable qu’elle m’a laissé le dos en compote. Une expérience très décevante.