Guía de viaje Montégut-Savès

Con sus 72 habitantes, es uno de los pueblos menos poblados del Savès Gersois. Habitada desde la época galo-romana, Montégut-Savès vio la construcción de un castillo medieval que permitía la vigilancia del valle del Aussoue, abajo, feudo de varios señores entre los que se encontraba el señor de Mun cuya tumba estaba en la nave de la antigua iglesia. El lema de este señor era nil ultra, que significa estar satisfecho con lo que se tiene y puede traducirse por "nada más". Montégut-Savès se construyó a los pies de este castillo del que quedan algunas ruinas. La iglesia de Saint-Jean-Baptiste se construyó en un pequeño promontorio entre 1822 y 1890, en el emplazamiento de una iglesia más antigua. Su singularidad radica en que está construida íntegramente en ladrillo rojo y tiene un campanario inacabado que no supera la altura de la nave interior, lo que le da un aspecto de fortaleza maciza. Se dice que todavía hay pasajes subterráneos entre el antiguo castillo y la iglesia. Para ver, un puente peatonal sobre el Aussoue realizado con losas de esquisto de los Pirineos. Notable también, una granja muy antigua llamada "l'Oustaou" restaurada como vivienda (propiedad privada) es de admirar en la carretera, llamada Chemin de l'Aussoue, que lleva al pueblo por el cementerio. Un pequeño y bonito puente de ladrillo sobre el Aussoue da acceso a la pradera comunal. El pueblo cuenta con una artesana especializada en la fabricación de joyas a partir de envases reciclados que expone y vende en mercados de artesanía y otras ferias locales. En Montégut-Savès también se encuentra la empresa familiar Esprit Foie Gras, que procesa y vende especialidades de pato. Previa reserva, también es una table d'hôtes muy acogedora que recibe grupos. También se pueden degustar vinos del Gers. La familia Lamouroux produce lentejas en Montégut Savès.Hermosa vista de los Pirineos desde la plaza de la iglesia, donde un banco acoge a los excursionistas a la sombra de un majestuoso castaño. Un prado común con árboles y dos mesas de picnic en un entorno bucólico cerca del Aussoue. Un equipo de voluntarios organiza una o dos veces al año en el prado comunal una jornada natural y festiva de sensibilización sobre las buenas acciones para el planeta con el apoyo logístico y cultural de la Maison des Écritures de Lombez.