Claire, Alemania, está en cocina y Leo, Suiza, en la sala. Estos dos tienen sin duda el sentido de la tierra, pero también el sentido de la acogida y de la cocina bien hecha. En una decoración vintage un poco decorada con sillas de formica como en casa de su abuela, te instalarás tranquilamente y esperas la continuación de los acontecimientos. Y son sólo acontecimientos felices. Todo es casero y cuando no hay más, ya no hay… El menú del mediodía está basado en el mercado, de golpe cambia regularmente y siempre contiene un plato vegetariano: crema de tomate con canela o ensalada de piedra suiza en entrada. A continuación risotto de crozet en el camembert, huevo panado o rodajas de roast-beef, salsa remoñada y patatas salteadas y para terminar pastel casero. Las verduras son a menudo bio, es fresco y están repletas de sabores bien concedidos. Por la noche, se pueden hacer pequeñas amables para hacernos esperar: tapenade, gazpacho, etc. La presentación de platos está cuidada, el pan delicioso. Cereza en el pastel: en verano, el pequeño jardín es muy agradable.
Tout fait envie !
tapisserie défraîchie
toilettes dans la salle du restaurant (agréable quand on est assis à côté...????) avec un et vient incessants...
tapisserie arrachée
pas de carte juste un menu avec deux plats végétarien à 16€, carte très chère pour une cuisine ordinaire. Il est indiqué sur la carte qu’il ne faut donner à manger à filou le chien qui déambule de la cuisine au restaurant (de peur qu’il s’intoxique ?)
on vous sert les boissons en bouteilles décapsulées en cuisine...
entrée gélatineuse ???? peu appétissante...
ambiance bruyante en une clientèle anglophone...????
à fuir