Los mejores museos Portugal

Es más bien una torre del homenaje, porque es todo lo que queda de este castillo del siglo XII que sirvió de residencia del primer duque de Bragança. Bonita vista sobre toda la región.

En el torreón, el Museo Militar llena varias salas pequeñas en tres niveles. Aquellos que, en su infancia, amaron las novelas de capa y espada, apreciarán las colecciones de espadas y armaduras de los siglos XVI al XIX. Una escalera muy empinada conduce a la cima del castillo. ¡Genial! ¡Genial!

Esta hermosa iglesia fue el emplazamiento de la capilla de San Sebastián, cuyas primeras piedras se colocaron a principios del siglo XVIII. Los observadores encontrarán la confirmación en la base del arco, donde está grabada la fecha "17-40". La cofradía era conocida por su gran influencia religiosa en la vida de sus contemporáneos. La sacristía, lejos de su propósito original como espacio para guardar los vasos sagrados y los ornamentos, alberga un pequeño museo de arte sacro.

En el museo municipal de Marvão, alojado en la hermosa iglesia blanca de Santa María, descubrirá una colección arqueológica bastante heterogénea, con restos de todas las épocas, desde la prerromana hasta la medieval. Se trata de objetos encontrados en los pueblos cercanos, que provienen principalmente de la ciudad romana de Ammaia y de los yacimientos megalíticos de los alrededores. También hay diversas muestras de la vida cotidiana del Alentejo. Una visita rápida para sumergirse en la historia local.

El cementerio judío de Faro es el único vestigio posterior a la Inquisición de la presencia judía en el Algarve. La primera persona en ser enterrada fue el rabino Joseph Toledano, y el último entierro fue en 1932. Tras décadas de abandono, fue finalmente restaurado en la década de 1980. El cementerio tiene un total de 107 tumbas. Dentro del perímetro hay un museo dedicado a las tradiciones judías y una sinagoga.

Este museo se encuentra en la Casa Nobre dos Castelo Branco, del siglo XVIII. No está para nada anticuado y, de hecho, es muy atractivo pues expone muchos tapices de estilo contemporáneo y creaciones que van desde mediados del siglo pasado hasta la actualidad. Sus más de 5000 colores son suficientes para deleitar la vista. La fábrica de tapices sigue en funcionamiento, aunque no se puede visitar. En el siglo XVI, los tapices de Portalegre gozaban de gran popularidad. Su fabricación, basada en una técnica única y reconocida mundialmente, es larga y delicada. Se venden a precio de oro.

Inaugurado recientemente, este lugar lleno de encanto permite descubrir un valle verde, donde se han habilitado bonitos paseos, esta antigua manufactura de pólvora negra ha sido cuidadosamente restaurada y ofrece una interesante panorámica de la evolución de las técnicas industriales desde el siglo XVI: molino de agua, vapor y luego grupos electrógenos. El paseo a pie por la ciudad recuerda a Portugal del siglo XVIII si se olvidan los pocos edificios grandes que invaden el horizonte.