Un clima oceánico

Las islas disfrutan de un clima oceánico, por lo que las diferencias de temperatura entre verano e invierno no son grandes. Además, están bañadas por la corriente del Golfo, que las calienta y garantiza un clima especialmente suave para la región. Las Islas Anglonormandas se benefician aún más de las temperaturas más suaves por estar situadas en mar abierto. Las heladas son raras y la nieve aún menos (aunque nevó copiosamente... en marzo de 2013). La precipitación media anual ronda los 850 mm. Hay unas 2.000 horas de sol al año (el equivalente al sol anual de Burdeos) y la temperatura del agua suele rondar los 17 °C. Victor Hugo dijo una vez: "Nunca Senegal, nunca Siberia, las islas Anglonormandas son las islas Hyères de Inglaterra" En otoño, es cierto que el clima es un poco menos agradable para pasear por senderos costeros, atravesar páramos o asomarse a los acantilados y el mar. Pero en esta época del año, el paisaje se transforma por la oxidación de los helechos. Forman una gran alfombra marrón o roja, entre el cielo y el mar, cuyos colores cambian.

¿Cuándo ir?

La primavera es la mejor época para visitar las islas. A partir de abril, los parajes se transforman en coloridos jardines con mil flores. Victor Hugo describió Jersey en mayo así: "La isla está deslumbrante, es como una gran flor" Hortensias, azaleas, rododendros, camelias y magnolias florecen en los jardines y campos. En las zonas resguardadas se encuentran plantas mediterráneas como mimosas, yucas y palmeras. Sin embargo, el mar aún está demasiado frío para bañarse. También es la mejor época para pasear y disfrutar de las fiestas locales.
Pero la temporada turística más ajetreada es julio y agosto. Probablemente no sea la mejor época para visitar las islas, a menos que le guste especialmente el ambiente veraniego de playas concurridas, incluso abarrotadas. Además, en plena temporada, el tráfico por carretera es intenso y los atascos frecuentes. Las pequeñas islas están invadidas por los turistas, y las mareas humanas invaden los senderos. En definitiva, un ambiente vacacional clásico. Las islas disfrutan de un sol excepcional y temperaturas suaves. También es un periodo rico en acontecimientos. Cuando llega el otoño, las islas se vacían, los precios bajan, pero las temperaturas siguen siendo suaves. Por último, es en invierno cuando las islas recuperan su naturaleza salvaje. Es la mejor época del año para los amantes de los largos paseos solitarios por playas azotadas por el viento. Muchos hoteles cierran en esta época del año, pero los precios son más atractivos y bajan hasta un 25%. Pero atención: con mal tiempo, los barcos suelen quedarse atracados y los aviones en tierra. Así que tendrá que armarse de paciencia y esperar a que mejore el tiempo.