Calles plazas y barrios para visitar Turquía

Una visita a la aldea desierta de Kaya (la roca) es una experiencia que no hay que perderse. Se puede llegar a ella por dolmuş desde Fethiye (15 km) o a pie desde Ölüdeniz (8 km). Sus 3.500 casas fueron originalmente habitadas por griegos. En 1923, después del intercambio de poblaciones entre Grecia y Turquía, sus 25.000 habitantes tuvieron que irse, y los turcos de Grecia nunca quisieron establecerse allí. La ciudad se convirtió en un pueblo fantasma. Fíjese en las dos iglesias.

En pleno corazón de Beyoğlu, la Avenue de l'Indépendance (antes Grand Rue de Péra) es una de las calles más famosas de la ciudad, conocida por su nostálgico tranvía y sobre todo por su frenética animación, tanto de tiendas como de vida nocturna. Miles de tiendas, cafés, bares y restaurantes se suceden en la avenida y en las calles adyacentes. Los que conozcan Barcelona y sus Ramblas no estarán fuera de lugar. Los edificios datan en su mayor parte del siglo XIX, nos sentimos muy lejos de las mezquitas de Estambul y muy cerca de las grandes capitales europeas.

El casco histórico es la parte más interesante de la ciudad. Su puerto fue restaurado en 1988 y la mayoría de las casas se han convertido en encantadores hoteles y casas de huéspedes, restaurantes y tiendas. Para llegar a ella, hay que atravesar Hesapçı Sokak, junto a la Puerta de Adriano, que se construyó para una visita del emperador en el año 130 d.C. Sus bóvedas de mármol blanco están bellamente decoradas con motivos florales y cabezas de león. Es muy agradable pasear por las estrechas calles, entre fragantes jardines y vendedores ambulantes.

A 10 km de Kaymaklı, al sur, a partir de Nevşehir. De una profundidad de unos 85 m, se pueden ver prácticamente todas las piezas de una ciudad recreada bajo tierra para poder apartarse en caso de amenaza: granero, cantina, depósitos de alimentos y bebidas (vino), pozos, iglesias, túnel de ventilación… Es la más profunda y más grande hoy en día, pudiendo acoger hasta 10.000 personas. Las salas son a menudo amplias y los corredores fáciles de acceder. Lo más sorprendente es quizás saber que la parte visible sólo sería el 1/10 de su tamaño real.

El nombre proviene del hipódromo real que se encontraba en este mismo lugar de la plaza de Sultanahmet. En él se celebraban carreras de caballos y carros, y podía albergar hasta 100.000 espectadores. Una carrera consistía en cuatro cuadrigas que debían dar siete vueltas a la pista, es decir, unos 2.500 metros. Cada conductor llevaba el color de la facción de Constantinopla que le financiaba. Los blancos y azules representaban a los aristócratas y terratenientes, mientras que los rojos y verdes representaban a los artistas y los comerciantes. La tensión entre las dos facciones provocó varias revueltas. Dos columnas y un obelisco, que formaban parte de los monumentos que se colocaron en el eje central de la pista, en torno al cual se desarrollaban las carreras, siguen intactos. Los otomanos llamaron al lugar At Meydanı («Plaza de los Caballos»), ya que los pajes de palacio jugaban regularmente aquí al djirit, el precursor del polo.

De norte a sur: el obelisco de Teodosio. Procede del templo de Karnak, construido por Tutmosis III (1483-1450 a.C.). Los jeroglíficos grabados en las cuatro caras de este monolito de pórfido de 26 metros de altura están dedicados al dios Horus y celebran las victorias obtenidas por el faraón. Trasladado a Constantinopla por Teodosio I, fue instalado en el centro del hipódromo en el año 390. La columna se alza sobre un pedestal de mármol de 6 metros de altura, esculpido con bajorrelieves que representan a Teodosio y a su familia sentados en la tribuna imperial del hipódromo, entregando coronas a los ganadores de las carreras. La columna serpentina (Yilanlı Sütün) es un trofeo que las 31 ciudades griegas trajeron del templo de Apolo Pitio (Delfos) en el año 479 a.C. Se trata de una columna helicoidal formada por el enrollamiento de tres serpientes, que sostenía un gran trípode rematado por un vaso de oro. Constantino el Grande la trajo de Delfos para instalarla en la plaza del Hipódromo. Las serpientes, símbolos demoníacos por excelencia, no gustaron ni a los bizantinos ni a los musulmanes, y fueron mutiladas varias veces. Todas las cabezas han desaparecido con el tiempo. El obelisco amurallado tiene 32 metros de altura y fue erigido en el siglo IV en la espina del Hipódromo, es decir, su parte central, probablemente durante el reinado de Constantino I el Grande (306-337). Construido con bloques de piedra toscamente tallados, permaneció así hasta que Constantino VII (912-959) lo hizo recubrir con placas de bronce dorado. Las placas fueron retiradas durante la cuarta cruzada (1204) para fabricar monedas.

La planta de la plaza y el pedestal del monumento son obra del arquitecto Monceri. Las estatuas son del escultor italiano Pietro Canonica. En el lado del monumento hay escenas relacionadas con la lucha de liberación nacional dirigida por Atatürk (1919-1921), mientras que las alegorías de la Turquía republicana están en el lado opuesto. Se instalan estatuas que representan a soldados turcos con pancartas. El monumento fue inaugurado el 8 de agosto de 1928.

Aunque Sarıyer es un distrito muy popular, los puristas dicen que eso es gracias a que cuenta con el barrio de Rumeli Kavağı, encantador pese al desorden que alberga. La Yenimahalle Caddesi, que sale de Sarıyer hacia el norte, se convierte en la Karakütük Caddesi y luego en la Liman Caddesi, donde se encuentra, frente a un gran restaurante, la Telli Baba Türbesi (tumba de Baba Telli), donde yace un santo, que en realidad es una santa. ¡Quizá por eso en el islam hay más santos que santas! Cerca de la parada de autobús del mismo nombre, es la dirección favorita de las jóvenes que esperan conseguir un matrimonio decente. Así es como las jóvenes turcas pretenden resolver el problema de conseguir un hombre perfecto: para encontrar un marido elegante, brillante, leal, respetuoso, devoto, amable, atento... vienen aquí a rezar una oración y ofrecerle un mechón de pelo o un trozo de tela. Si pasa por aquí un viernes (día de oración) o el fin de semana, verá que el lugar está muy concurrido. El origen de esta creencia popular es muy conmovedor: un día de tormenta, una empleada del puerto se fijó en una barca que llevaba dos jóvenes pasajeros, un niño y una niña. La barca zozobró, así que sin dudarlo se zambulló y logró salvar a la niña de las violentas olas. El chico desapareció. Con el paso de los años, la niña rescatada se convirtió en una joven que iba a casarse. Regresó al lugar del desastre para expresar su gratitud a su salvadora, pero esta había muerto. Encontró su tumba para rezarle y le ofreció un trozo de su vestido de novia...

Este valle cuenta con iglesias y cuevas rupestres, y es más conocido como Şeytan Deresi («río del diablo»). El paseo discurre junto al río y a veces se encuentran chimeneas de hadas. Además de disfrutar de la belleza del paisaje, encontrará varias iglesias en Alakara, Cambazlı, Tavşanlı y Balkan Deresi. La más importante, a pesar de su estado, es Aziz Basil (san Basilio), que está flanqueada por dos ábsides. Destacan los frescos del santo obispo de Cesarea y de san Gregorio Nacianceno.

Aquí nació san Hacı Bektaş Veli, pensador que influyó en el islam y fundador de la orden de los derviches Bektaşi. Uno puede hacerse una idea de su vida cotidiana al visitar el monasterio (tekke). En el Meydan Evi, donde los novicios ingresaban en la orden, se exponen ahora trajes e instrumentos musicales. El tekke consta de tres patios: en el segundo encontrará una hermosa fuente de leones, y en el tercero se erige la türbe del santo. Es un lugar de peregrinación. En agosto se celebra aquí un festival con un concurso de poesía y canto.

Las calles empedradas detrás del paseo marítimo, frente a los muelles, son encantadoras. El ambiente en el casco viejo es agradable y todo el mundo parece conocerse. En la zona abundan las pensiones, los pequeños comercios y las terrazas de los restaurantes con coloridos diseños. Todo es bonito, por ejemplo, las avenidas Dalkıran Mehmetağa y Fevzi Çakmak. También resulta interesante llegar hasta el final de los muelles, hasta un lugar llamado Çamlık (el mar queda a la derecha), donde todos los jueves se celebra un mercado, una ocasión excelente para observar el ajetreo de los lugareños.

Desde Konak, el ferry navega en veinte minutos hasta Karşıyaka, una tranquila zona residencial que cuenta con varios cafés y restaurantes. Antes de 1922, este suburbio se llamaba Kordelio, nombre inspirado en Ricardo Corazón de León, que pasó por aquí durante la Tercera Cruzada. Las hermosas residencias de la zona estaban habitadas en su mayoría por griegos. Las verá mientras pasea. Son muy características: tienen un techo cubierto con una franja de madera finamente tallada, la indispensable logia y una fachada decorada con ladrillos. Los domingos tiene lugar un animado mercado.

El distrito del «sitio amarillo», que es lo que significa en turco, es conocido por sus pescadores, su mercado y sus restaurantes de pescado. Sarı (amarillo) hace referencia a las fuentes naturales de agua y a los minerales de oro y cobre que se extraían aquí. Se pueden admirar magníficas casas de madera. A lo largo del puerto, los restaurantes de pescado ofrecen productos frescos. El distrito también es conocido por su börek (pasta de hojaldre) con carne o queso. Desde Sariyer, hay dolmuş para llegar a Kilyos, una playa de arena en el mar Negro, en 20 minutos.

A la entrada, algunas mujeres se le acercarán para ofrecerle muñecas y otros recuerdos (calcetines de lana y zapatillas para el invierno, una maravilla). Son muy simpáticas y no está tan masificado como los sitios más turísticos. Los niños del pueblo le ofrecerán ayuda, pero la ruta es sencilla y las iglesias están bien señalizadas.

Vale la pena visitar Soğanlı porque es precioso. El paisaje es un poco diferente al del centro de Capadocia. El recorrido sigue la orilla del río. Empiece en la orilla derecha y camine hasta la iglesia de la Serpiente, donde cruzará a la otra orilla para volver al pueblo. Las iglesias más destacadas son, siguiendo el orden de la visita: Karabaş Kilise («iglesia de la Cabeza Negra») del siglo XI, parte de un monasterio con algunos frescos; Yılanlı Kilise («iglesia de la Serpiente»), nombre que proviene de uno de los frescos de san Jorge matando al dragón; está repleta de dependencias y recovecos. Al cambiar de orilla, se encuentra Kubbeli Kilise («la iglesia de la Cúpula»), que data del siglo X y destaca por la arquitectura de su cúpula tallada directamente en el cono. A su lado está Saklı Kilise («la iglesia Oculta»), que no tiene frescos, pero sí una gran basílica y muchos túneles. Luego vienen Tahtalı Kilise («iglesia de Santa Bárbara»), al oeste del pueblo, con frescos bien conservados, y Geyikli Kilise («iglesia de los Ciervos»), que destaca por su iconostasio. Datan de los siglos XI y XIII.

Barrio favorito de artistas y bohemios, es conocido desde hace tiempo por su carácter cosmopolita. Los extranjeros que trabajan en Estambul lo aprecian mucho. La tendencia chic convive con lo pintoresco, lo que inevitablemente atrae a jóvenes de todas las profesiones y condiciones sociales. Con un alma rebelde pero irreverente, el barrio está abierto a todo el mundo. La calle en el lado derecho frente a la mezquita, Akarsu Caddesi, es el corazón palpitante de Cihangir.

Para llegar a este barrio, tome la Yeni Çarsı Caddesi, que discurre junto al instituto de Galatasaray, y luego, por la segunda calle a la izquierda, se llega a la calle Francesa y a Çukurcuma, un barrio conocido principalmente por sus anticuarios. En la primera calle (Hayriye Caddesi), junto al Koyu Kahve, se encuentra el edificio Apelyan, que reconocerá por su fachada amarilla y su arquitectura de estilo italiano. Data del siglo XIX y perteneció a la familia Apelyan.

La forma más fácil de llegar es en barco desde Eminönü en 30 minutos. La zona es conocida por sus restaurantes de pescado y por ser un puesto militar estratégico. La colina Yuşa Tepesi domina este pueblo de calles estrechas con casas de madera, donde no abundan las tiendas. El sitio se visita por su fortaleza (Yoros Kalesi) y la maravillosa vista del Bósforo y el mar Negro. Un poco más lejos hay dos pueblos pesqueros: Anadolu Feneri, con un faro (fener), y Poyrazköy, con una pequeña playa de pago.

A lo largo de la carretera que recorre esta franja costera poco poblada del barrio de Tarabya, se encuentra el consulado austríaco, el palacio de verano del consulado alemán, la residencia presidencial estilo art nouveau y una villa perteneciente al antiguo embajador italiano, una mansión privada que es ahora propiedad del Estado. Tarabya cuenta con una hermosa cala pequeña, desafortunadamente desfigurada por un imponente hotel. En este barrio de lujo de la capital, las embarcaciones de recreo aguardan a sus ricos propietarios, atracadas frente a restaurantes de pescado, bares de moda y discotecas mundanas.

El valle se encuentra a 6 kilómetros al noroeste de Nevşehir. Dado que la ruta es bastante reciente, aún no es muy transitada por senderistas. El camino atraviesa un entorno fascinante, con una abundante vegetación. La región cuenta con muchísimas iglesias y miles de palomares excavados en los acantilados. Las gigantescas rocas están plagadas de agujeros o pinturas. Practicar senderismos en esta zona es una experiencia difícil de olvidar. Tras 4 kilómetros, una curva cerrada conduce al valle de Fırın-Asma, donde se puede visitar la iglesia homónima.

Por este valle podrá llegar hasta Göreme y su museo al aire libre desde Ürgüp. El dolmuş sale del centro de Ürgüp y le dejará en la carretera Nevşehir-Ürgüp, en el punto de partida del sendero ubicado al sur de Müze Caddesi. Se trata de un sendero de seis kilómetros, conocido también como «el valle del amor», donde encontrará bonitas formaciones fálicas y algunas iglesias rupestres, entre las que destaca El Nazar Ikilesi al final del camino. Este tranquilo paseo le dará la oportunidad de conocer a los lugareños, que muy posiblemente le ofrecerán un çay o un racimo de uvas.

Es más un han (patio comercial) que un pasaje. Construido a principios del siglo XIX en estilo neoclásico, fue utilizado por el consulado ruso hasta 1924 y también sirvió como prisión. Recientemente restaurado con su fachada de color salmón, desafortunadamente ya no tiene mucho que ver con lo que solía ser. Todavía tiene un patio interior y ahora alberga algunas tiendas y el Museo de las Ilusiones.