Los mejores restaurantes Cabo Verde

En el centro de la ciudad, la Sodade es un lugar agradable junto a un jardín público que da a un río seco, ideal para tomar algo o hacer una pausa durante el día. Aquí no hay cocina local, sino comida que gusta especialmente a los jóvenes: hamburguesas, tortitas y pizza. Mención especial merece la francesinha, el contundente bocadillo preferido por los caboverdianos. Hay guías multilingües y un mapa de la isla a su disposición, sin olvidar el preciado wifi si lo necesita.

Inaugurado en 2013 por canarios, es un bello local de tonos blancos y naranjas donde podrá degustar platos de inspiración caboverdiana e ibérica. El menú está en español.

Cuando cene en Dokas, estará a pocos metros del agua y de los barcos de pesca deportiva, y disfrutará de una cocina impecable e inventiva. En el menú: sabores auténticos y combinaciones alegres desarrolladas por el chef y propietario estadounidense de Cabo Verde. Los platos son siempre apetitosos, el ambiente alegre y el lugar se ha convertido en una especie de cantina para los marineros y buceadores visitantes que comparten su experiencia del mar. Por supuesto, el pescado, la langosta y los productos frescos ocupan un lugar destacado.

Justo encima de la terminal del ferry, es el lugar perfecto para esperar el embarque, esperar y relajarse. Siguiendo el espíritu del salón, hay zonas para sentarse, tronas, mesas individuales e incluso una zona de juegos para los más pequeños, todo ello en una versión contemporánea y a prueba de salpicaduras de mar. La música de fondo acompaña la comida, que consiste en un plato del día a elegir, normalmente tres tipos diferentes de proteínas, servido con patatas fritas crujientes y verduras. Además, pizza, hamburguesas (las famosas X-Tudo) y aperitivos de todo tipo.

Probarlo es amarlo. Esa parece ser la opinión de muchos clientes fieles a este restaurante regentado por el afable Luis. ¿Sus especialidades? Platos coloristas a base de bogavante y gambas a la plancha, servidos en vajilla contemporánea. Y para los vegetarianos, arroz crujiente con verduras presentadas en forma de brochetas... se equivocarían. Mesas de madera sobre los adoquines, plantas invasoras, pero no demasiadas, el marco perfecto para un momento delicioso en un lugar cargado de historia.

Reconocerá este pequeño restaurante por su fachada amarilla, y es Constantina, la propietaria, quien lleva las riendas. Aquí no hay nada superficial, sólo lo esencial: sólo cuatro grandes mesas de madera para compartir si estás solo, cocina local preparada con ternura y habilidad por el personal femenino, y la repentina sensación de estar en casa de un lugareño. Aproveche para probar un plato típico, el cabrito, a veces preparado como guisado com massa de milho, o modje de cabrito com xerém... todo un programa.

Situado frente al océano y las barcas de los pescadores, este nuevo restaurante da prioridad a las verduras ecológicas de su propia granja Uuhaa de Rabil. Puedes prepararte tu propio bol, con una docena de ingredientes que incluyen falafel o hummus entre las ensaladas, y elegir un chutney o una salsa de sésamo, por ejemplo. Algunos platos de pescado se pierden en la carta entre el strogonoff vegano o las numerosas hamburguesas de lentejas o remolacha. En resumen, un plato de frescura, pocas calorías y muchas vitaminas.

Si quieres saber dónde va la gente de Sal Rei para ver un partido de fútbol, quedar con los amigos a cualquier hora o incluso compartir mesa con desconocidos, tienes que ir al Coral, una especie de cantina céntrica muy popular entre los lugareños. Si haces la vista gorda a la decoración, el bullicio y las moscas, disfrutarás de un buen plato del día a precios imbatibles. Excluido de todos los turistas (al menos de momento), es la experiencia local definitiva. Es el tipo de bistró que nos encanta. Para el Coral, decimos OK.

Todo parece haber quedado congelado en el tiempo: la mesa de comedor con vajilla de porcelana, los cuadros y fotos, los objetos cotidianos, la mecedora... esta casa restaurada es uno de los ejemplos mejor conservados de arquitectura colonial. Transformada en un pequeño museo, la planta baja con sus varios patios alberga también un restaurante lleno de encanto. Esmoregal a la naranja, guisado de buzio, así como platos veganos, hay mucho que disfrutar en este espacio único. Una inmersión en la historia que no debe perderse.

Una amplia terraza, un equipo mayoritariamente femenino que te recibirá con una amplia sonrisa y pequeñas atenciones a lo largo de toda la comida: es todo lo que necesitas para pasar un buen rato. Sin olvidar, por supuesto, lo que hay en los platos. Pulpo a la parrilla en su punto, filetes de pescado con verduras de colores, la famosa moreia frita al estilo de Cabo Verde, peras escalfadas o flanes de caramelo de postre... en resumen, "dilizia di casa" (delicias de la casa)... ¡todo un programa!

Una ubicación privilegiada a pocos pasos de la playa, música de fondo que no ahoga las conversaciones, mesas interiores para los que les molesta el viento y mucha luz para este restaurante que inspira calma y tranquilidad. El variado menú satisface los gustos de los visitantes extranjeros: pizza, hamburguesas, pasta de todo tipo, pero también cocina portuguesa con caldeirada y bacalhau en la carta. Hay que esperar un poco, pero todo se prepara al momento. Además, los atentos camareros no hacen nada por estropear el placer.

Un ambiente encantador y gran atención al detalle en esta casa de color rosa brillante diseñada por Sascha y Marcus. Convenientemente situado en el corazón de las estrechas calles de Sal Rei, llama la atención por su ambiente alegre y su alegre equipo. Además de la atractiva carta del restaurante, que ofrece una amplia selección de platos y vinos y una inteligente mezcla de cocina local y alemana, también podrá disfrutar de un tentempié, helados o gofres, o ir de compras por la zona de boutiques. Reserva mesa para cenar en la terraza de la azotea.

Con vistas a la playa de São Pedro pero resguardado del viento, este bar-restaurante de forma redondeada tiene una pequeña terraza frente al océano. La carta, deliberadamente limitada para garantizar la absoluta frescura, ofrece parrilladas y bocadillos, y gira en torno al marisco, la caldereta de cordero, el pulpo o la pesca del día, por supuesto. La comida casera, sin pretensiones pero sabrosa y de buena calidad, se sirve a un precio muy razonable. Después de la comida, ¿por qué no se da un baño con las tortugas?

Suba las pocas escaleras que conducen a su terraza cubierta. Ideal para refrescarse junto al mar.

Los restaurantes de Americo en Cabo Verde no necesitan presentación, y aquí está la última incorporación, recientemente inaugurada en la hermosa ciudad de Mindelo. Como en todas partes, se han adoptado los códigos del saber hacer y la experiencia culinarios, lo que promete un buen viaje gustativo. El entorno agradable, el personal competente y la excelente carta de vinos contribuyen a la experiencia. La sofisticada decoración se complementa con platos de vivos colores. No hay nada como un lugar más íntimo para probar algo nuevo y degustar comida local durante una velada. Sin duda, un gran descubrimiento

Nada más entrar en este restaurante frente al mar, se fijará en las botellas de vino de la pared. De hecho, anuncia la categoría ligeramente más sofisticada que la media de Cidade Velha. El menú, con su carta de madera ecológica diseñada por Luna Arte Design, está compuesto por pescado y marisco: bacalao, pez loro a la plancha y en filetes, pulpo y langosta. Para una comida más internacional o para los niños, también hay una docena de pizzas para elegir, desde las clásicas a otras más locales con queso de la zona. En definitiva, un momento delicioso.

Cuando uno piensa en la playa, piensa en pescadores y pescado fresco, y este restaurante anuncia con orgullo su especialidad. En la carta hay nada menos que trece especies, incluido el atún servido en tacos, así como cavala, goraz, sargonete, fatxo, esmoregal y txitxaro, por citar sólo algunas. También apreciará el buen humor del dueño, el ambiente acogedor y la música, que varía de un momento a otro. Por no hablar de que también es el lugar perfecto para disfrutar de una bebida refrescante y relajarse después de una visita a Cidade Velha.

Un concepto que encanta a los clientes, el ambiente, el espacio, la música, la comida, el servicio, el precio muy asequible, la sonrisa... ¡Casa Tchicau cumple todos los requisitos! Con el tiempo, el lugar se ha convertido en una visita obligada para cualquiera que quiera disfrutar de una buena comida sin complicaciones en un ambiente relajado. No se pierde tiempo eligiendo la carta, el menú es el mismo para todos, compuesto cada día por productos diferentes pero siempre sabrosos, y los platos rebosan generosidad, igual que el cocinero.

El restaurante abre todos los días y ofrece un menú variado de especialidades locales y cocina internacional al mediodía y un menú único (entrante, plato principal y postre a 13,80 €) por la noche, previa reserva. El equipo, dirigido por un chef francés de renombre, sabe adaptarse a sus gustos utilizando al mismo tiempo productos frescos y locales: ¡se trata del circuito corto! Por último, pero no por ello menos importante, la vista de 360° desde la terraza y el ambiente musical añadirán un sabor especial a sus platos de corazón. Me quito el sombrero ante el Restaurante Aldea Panorámica.