Parques nacionales

La isla sólo cuenta con un parque nacional, el Taman Nasional Bali Barat (Parque Nacional de Bali Occidental). Esta zona protegida alberga una gran variedad de ecosistemas (manglares, sabanas, praderas, selvas tropicales, zonas marinas) y una notable diversidad de flora y fauna.

Los retos de la agricultura

La isla basó su desarrollo en el cultivo del arroz, antes de la llegada del turismo. Dos de estos arrozales son hoy Patrimonio Mundial de la UNESCO, pero varios se han vendido para construir complejos hoteleros. El cultivo ancestral del arroz se basaba en el "procomún", es decir, la puesta en común de recursos, incluida el agua, y la cooperación. Hoy en día, estos bienes comunes se están erosionando y el agua se consume en exceso para las infraestructuras turísticas. En un país donde más del 70% de la población se dedica al cultivo del arroz, surgen conflictos por el agua entre agricultores y hoteleros. El medio ambiente también se ve afectado por nuevas prácticas, como la introducción de pesticidas, que tienen repercusiones medioambientales y sanitarias.

Y el turismo era

En los años sesenta se desarrolló el turismo de masas, con la construcción de complejos hoteleros y luego de un aeropuerto. Aunque el turismo trajo mejores condiciones de vida para muchos habitantes, también contribuyó a erosionar parte de la cultura local, basada en el Tri Hita Karana, una filosofía que propugna la búsqueda de cierta armonía con los seres vivos. Los materiales de construcción naturales (incluido el bambú) han sido sustituidos por el cemento, y las hojas de plátano utilizadas como embalaje han dado paso al plástico. El tratamiento del agua doméstica, incluida la que se utiliza para el turismo, sigue siendo inadecuado. La introducción del plástico y el fuerte aumento de la producción de residuos no han ido seguidos del establecimiento de un sistema suficiente y adecuado de recogida y tratamiento de residuos. La construcción del primer aeropuerto -y los planes para un segundo- está generando un número creciente de visitantes y gases de efecto invernadero, en un contexto de cambio climático que ya es palpable en la isla. En concreto, el calentamiento global está provocando un aumento de la temperatura del mar, con efectos nocivos para los corales. También está contribuyendo a una mayor intensidad de ciertos fenómenos (lluvia, sequía), al tiempo que reduce la temporada de lluvias, lo que afecta no sólo a la biodiversidad, sino también a las actividades humanas, incluida la agricultura.

Los estragos del plástico

Los hechos hablan por sí solos: en 2019, un cachalote apareció varado en la costa indonesia. La autopsia reveló 6 kg de plástico en su estómago. La imagen de Bali también es la de montones de basura ensuciando las playas y el mar. El flujo de residuos está relacionado con varios factores. La introducción gradual del plástico en los envases y el turismo de masas han contribuido a un aumento significativo de la producción de residuos en la isla. La prohibición de importar residuos plásticos a China, que ya no desea ser el vertedero de muchos países (entre ellos Europa), ha desplazado el flujo de estos residuos a Indonesia, donde el reprocesamiento es inadecuado. Esta situación está causando importantes problemas medioambientales y sanitarios. En 2017, Bali tuvo que declarar el "estado de emergencia en materia de residuos" para hacer frente a una situación que se había vuelto insostenible. Solo una fracción de los residuos se envía a reciclar, mientras que el resto se esparce por el campo, se deposita en vertederos o se quema. Estos hechos revelan un problema de contaminación global que sólo puede frenarse reduciendo los residuos en origen, en particular prohibiendo o limitando drásticamente el uso del plástico. Entre las medidas adoptadas en la isla figuran campañas de sensibilización dirigidas tanto a los niños como a los profesionales. La contaminación es a veces invisible a simple vista, como los microplásticos y nanoplásticos presentes en nuestra ropa, productos domésticos y cosméticos que, tras pasar por la lavadora, acaban en ríos y océanos. Existen medidas preventivas, como la prohibición del plástico de un solo uso en Bali en 2019, o las iniciativas de "cero residuos" puestas en marcha en algunos comercios de la isla, por ejemplo. Elegir bien los productos de consumo -y leer atentamente las etiquetas- es una forma de reducir la contaminación por plástico. Por último, puedes instalar filtros de microplásticos en las lavadoras. Para más información: www.zerowastefrance.org.

Se están poniendo en marcha iniciativas

En toda la isla se están poniendo en marcha diversas iniciativas para preservar la biodiversidad, limitar la contaminación y adaptarse al cambio climático. Entre ellas, la concienciación de residentes y turistas sobre la gestión de residuos y la contaminación por plásticos de los océanos. La asociación trabaja para recoger y reciclar los residuos de la isla(www.PeduliAlam.org). Las ONG también trabajan sobre el terreno para poner en marcha programas de conservación de los arrecifes de coral, como la Reef Check Foundation(www.ReefCheck.org). Se ha creado una escuela "ecológica", llamada Green School, iniciada por anglosajones, con vocación de coherencia e inclusión: materiales ecológicos, ventilación natural, comedor orgánico, contratación mixta, aprendizaje orientado a la ecología, trabajos prácticos, etc. Otro ejemplo es 4Ocean, una empresa con una misión fundada por dos antiguos alumnos de Florida, tras un viaje a Bali que les reveló la magnitud de la contaminación por plásticos. 4Ocean ya ha limpiado más de 7.800 toneladas de residuos desde 2017 en todo el mundo. La empresa está desplegando su trabajo en Bali, donde también está concienciando y empleando a personal local(www.4ocean.com). Ante la crisis ecológica, cada gesto cuenta y todos podemos actuar. Para medir tu huella de carbono: https: //nosgestesclimat.fr/simulateur/bilan. Para ayudar a preservar la biodiversidad marina, considera alternativas a los protectores solares con filtros químicos.