Qué ver y hacer Hajar

Con vistas a la ciudad moderna en su estribación sur, esta aldea fortificada fue abandonada hace medio siglo cuando el falaj se secó. Al caer la tarde, tras la estela de un guardia parlanchín que sabe tres palabras en inglés pero que tuvo la presencia de la mente para registrar la información histórica en su viejo Nokia, paseamos por las estrechas calles y las viejas casas de un caravasar del siglo XI ofrecido a las termitas, pero en proceso de ser rescatado. Subimos allí para disfrutar de una vista de 360° de la región. Fantasmagórico escape al pasado.

Esta visita guiada por Nizwa en buggy eléctrico permite visitar las principales atracciones turísticas de la ciudad desde la comodidad de lo que parece un largo carrito de golf, abierto por los lados pero protegido por un techo. Silenciosos y muy elegantes con su aspecto vintage, los pequeños vehículos se pueden utilizar en cualquier lugar, sobre todo en las estrechas calles del casco antiguo. Las reservas se pueden hacer por WhatsApp directamente con la empresa, que recoge a los clientes en toda la ciudad, teniendo en cuenta que los 2 principales puntos de salida se encuentran en el gran aparcamiento a la entrada del zoco y frente a la pensión Al Bustan Inn.

Por lo general, se ofrecen dos tipos de visitas guiadas: la "visita corta" o "visita clásica", de 30 a 40 minutos de duración, que se limita al casco antiguo pero ya ofrece una buena visión general de la historia de Nizwa y de cómo se organizaba la vida en la antigua capital de Omán; y la "visita larga", de 2 horas de duración, que sigue el mismo recorrido histórico y continúa un poco fuera de la ciudad hasta una fábrica de halwa y luego hasta una granja cercana donde se puede aprender sobre la recolección tradicional de dátiles.

Nos enteramos de que la antigua ciudad estaba rodeada de murallas y que se entraba por 4 puertas principales, que aún son visibles hoy en día. Las murallas, que actualmente se están restaurando, consistían en muros de 4 a 5 metros de altura y 1,5 metros de grosor. Se extendían a lo largo de 2 kilómetros y contaban con 17 torres de vigilancia situadas cada 150 o 200 metros para vigilar los alrededores y dar la alarma en caso de peligro. Al pie de las murallas discurrían los famosos aflaj, que aún hoy pueden verse. Estos canales de irrigación permitían a los habitantes de Nizwa cocinar o lavarse, y a menudo pasaban al interior de las propias casas, donde también servían de climatizadores naturales. El agua que fluía por ellos procedía de tres fuentes distintas: los cercanos montes Hajar, la lluvia y las aguas subterráneas. Otra característica interesante que reveló la visita fue la estrechez de las callejuelas, que mantenía frescas las casas al impedir que el sol penetrara en ellas. Si se observan de cerca los antiguos edificios de piedra, se ve que ninguna de las puertas estaba al mismo nivel que las ventanas de las casas de enfrente. Este principio de construcción preservaba la intimidad de todos. Además, cada casa estaba construida de forma casi idéntica, y cada una tenía 2 plantas, para garantizar la equidad de todos los residentes. Otro "edificio" importante era el horno comunitario shuwa, o tanoor en árabe. De 3 metros de profundidad, los habitantes lo utilizaban para cocinar carne para ceremonias y días importantes. Primero se adobaba la carne con especias, luego se envolvía en hojas de plátano y se metía en bolsas para cocinarla. Cada familia llevaba su propia bolsa y cocinaba la carne durante 2 días enteros antes de comerla.

Entre las muchas paradas explicativas, que el guía se complace en ilustrar con fotos de época, destaca la antigua mezquita, la segunda que se construyó en el Sultanato hace más de 1.000 años. Lo que la hace especial es que su Mihrab, construido en una fecha posterior, es un verdadero esplendor y fue hecho enteramente a mano. El recorrido también incluye los distintos edificios del zoco, lo que proporciona una geografía mental de la ciudad vieja.

No hay mejor manera de sumergirse en las plantaciones y pueblos de Omán que explorarlos utilizando un medio de transporte suave, bajo la dirección de un guía que añade información interesante sobre la cultura local y los lugares recorridos. La excursión en bicicleta de montaña lleva a un mirador sobre Al Hamra para admirar el oasis, y luego continúa por caminos de tierra entre palmerales y casas antiguas hasta el pueblo nuevo.

A caballo, se recorren las granjas y plantaciones.

La miel siempre se ha cosechado en el Sultanato y es parte de la dieta omaní. La miel de palmera datilera es la más común y puede reconocerse por su color dorado claro. Pero también hay miel de flores, acacia o azufaifo, entre otras, siendo la más popular la que se cosecha en las montañas de Hajar. Puedes aprender mucho en este pequeño museo, sostenido con corazón por Ahmed, el apicultor de Misfah. Posibilidad de probar y ver las colmenas. Tienda.

La fortaleza de Al-Fiyqin se distingue de otros bastiones omaníes por su verticalidad y su aspecto de colosal torre cuadrada. Enclavada en una fértil llanura, su impresionante altura se eleva por encima de las antiguas casas y la vegetación del oasis, ofreciendo una amplia vista de los alrededores desde su cima y sus diversas aspilleras y aberturas, que en el pasado permitían avistar al enemigo y ahora dan lugar a magníficas fotos panorámicas Construido hace 400 años y bien renovado, el edificio defensivo consta de cuatro niveles.

Durante sencillos paseos culturales guiados de 2h30 a 3h, descubrirá el sistema de riego falaj, las técnicas agrícolas locales y cómo se organizan las plantaciones. Para una experiencia de inmersión más completa, realice una excursión de 2 días a lomos de una mula y acampe por los wadis y senderos de montaña (5 horas de ida y 7 de vuelta). Desde el pueblo se organizan excursiones guiadas de un día de entre 5 y 7 horas en pequeños grupos de no más de 8 personas.

Si bien la artesanía de la cerámica existe desde hace siglos en Omán, como lo demuestran los diversos fuertes y museos del país donde se exhiben jarras, ollas, quemadores de incienso, etc., los talleres tradicionales ya casi no existen. La de la familia al-Adwi es una de las más auténticas, rica en un saber hacer que se ha transmitido de padre a hijo durante varias generaciones. El complejo cubre 1.200 m² y también alberga una pequeña sala donde se exhiben herramientas y arcillas antiguas.

Recientemente abierto al público pero aún parcialmente en obras, este antiguo pueblo rodeado de murallas, uno de los más antiguos de Omán, es el mayor grupo de casas y edificios actualmente en total renovación. En total, se renovarán no menos de 376 casas y 250 pozos que datan de hace más de 900 años, lo que dará a los visitantes la oportunidad de sumergirse en el Omán de antaño y comprender mejor la arquitectura y el modo de vida de los omaníes de antaño. Aunque en muchas partes del sultanato pueden verse aldeas antiguas y casas de adobe, ningún otro grupo de edificios está tan cohesionado ni es tan agradable estéticamente. Además del encanto de las calles estrechas, los pasadizos abovedados y las elaboradas puertas bajas, hay cuatro mezquitas muy antiguas (todas accesibles desde la calle principal): Al Sharah, Al Ain, Al Rahba y Al Aa'li, construidas probablemente a principios del siglo ^XVI. Una muralla y torres rodean y protegen el pueblo, al que se accede a través de varias puertas, incluida la hermosa Bait Al Hisn, en el lado sur, aún conocida como Hisn Najad en honor a uno de los estudiantes más famosos del wilayat. Algunas de las obras ya han concluido, pero el lugar dista mucho de estar terminado, y en algún momento deberían ver la luz atracciones adicionales en forma de cafés, tiendas de artesanía local, restaurantes y pensiones. Una visita al flamante Museo Oman Across Ages, a poca distancia, es un magnífico complemento de la visita.

Desde el aparcamiento situado a la entrada del pueblo de Misfah, siga las tres rayas amarillas, blancas y rojas que marcan el sendero W9. El sendero desciende hacia la aldea y conduce a un estanque. Unos pasos más abajo, el sendero se divide en dos.

A la derecha, un buen paseo llano de unas 6 horas, con bastante ascenso, lleva al cruce con el sendero W8, que conduce a la aldea de Bilad Sayt, en el corazón de Wadi Bani Hauf. Aunque no realice este paseo, tome el sendero durante unos minutos para descender al uadi y luego vuelva a subir para disfrutar de una vista panorámica 5* del antiguo caserío aferrado a su pared rocosa en medio de su palmeral. Otra opción: una excursión guiada de 7 horas desde Misfah hasta Shorfat Al Alamayn con Canyon Adventures & Tours.

Alternativamente, si se toma el desvío de la izquierda en el cruce poco después de la cuenca, un agradable paseo de una hora de ida y vuelta por la ladera de un frondoso desfiladero verde conduce al lugar donde el agua emerge de la tierra para alimentar el falaj. El camino es fácil, aunque las piedras, pulidas por los numerosos pasos, son a veces resbaladizas. Una vez que haya llegado al falaj, no dude en caminar directamente por sus bordes, de unos 20 centímetros de ancho, para experimentar la sensación casi infantil de balancearse sobre el borde de una acera, salvo que aquí la construcción tiene su origen hace siglos. Sí, pasear por el falaj es captar la esencia del sultanato, lo que lo alimenta: agua nutritiva canalizada para dar vida.