Productores de aceite de oliva Aude

En las laderas de Narbona, Henri y Louis Durand, padre e hijo, le llevarán a visitar la almazara y a degustar el aceite. La almazara del Mas de Geyssière produce un aceite de oliva con aromas afrutados, reflejo del terruño y de las variedades: lucques, olivière, picholine... El paseo entre los 1.200 árboles del huerto (6 ha) es un momento único. Es posible comprar productos elaborados in situ como: aceite de oliva, pasta de aceitunas con hierbas, aceitunas de mesa... Excelentes ideas para regalar.

Dominique y Jean Bardou abrieron su tienda a orillas del Canal du Midi, pero es a 25 km donde se encuentran sus 4.200 olivos, 16 ha de árboles plantados en 1957, con variedades de lucques, moncita, picholine y olivière. Jean se complace en ofrecer degustaciones de sus elaboraciones, dar visitas a la almazara, así como buscar envases originales para sus aceites. Disfrute de una iniciación con cita previa y termine con una degustación de los vinos de la finca. También ofrecen cosméticos elaborados con su aceite de oliva

Apasionada de la tierra y su historia, Elena Anton reparte su tiempo entre su campo de trufas de 1.350 robles, su olivar y sus auténticas casas rurales. En su granja, pone a la venta sus productos en su pequeña tienda, así como productos locales como sal con trufas de Gruissan. También ofrece actividades educativas. En cuanto a las casas rurales, enclavadas en una covacha, en medio de encinas y olivos, están clasificadas de 3 a 4 espigas y pueden alojar a 4 personas cada una. Todo ello en edificios que cumplen las normas ecológicas.

La Odisea del Olivo, en el seno de la cooperativa Oulibo, combina la escenificación, el sonido y la luz, los recorridos didácticos, las pantallas multimedia, los efectos sonoros... para descubrir al rey del árbol mediterráneo. La visita, de una hora y media de duración, comienza con el olivar, seguido de un espectáculo de luz y sonido que recorre las etapas de la producción del aceite. Si quiere conocer las diferentes virtudes del aceite, el simbolismo del olivo, los oficios relacionados con la aceituna (scourtinerie...), este es el lugar al que debe acudir.

El molino Sou, que pertenece a la cooperativa CAVALE, produce y tritura 100 toneladas de aceitunas de noviembre a diciembre. Tras el lavado y la molturación, los molineros mezclan cuidadosamente las aceitunas. Con los frutos de las variedades olive, aglandau, picholine y bouteillan se elaboran dos aceites vírgenes extra: Olisoli, de sabor intenso, sutil y antiguo, y Olisancti de Navidad. Los productos pueden encontrarse en numerosos puntos de venta, pero también en línea en terroir-limouxin.com.

La almazara de Gruissan, situada al pie del macizo de la Clape, debe su existencia a la auténtica pasión de su propietario, Frédéric Granier, olivicultor desde 1996, que creó este establecimiento en 2009. Es especialista desde la plantación de olivos hasta la venta de productos acabados mediante un control asiduo y meticuloso. Los olivares plantados cerca de la almazara, gracias a sus diversas características, permiten la elaboración de mezclas sutiles, así como de cosechas varietales. Unos 1800 árboles dan unos frutos verdes de las variedades ucques, olivière, bouteillan, aglandeau y picholine, que forman parte de las producciones elaboradas por Frédéric Granier. El productor ofrece nada menos que veinte aceites de oliva diferentes en su agradable tienda, que refleja las tradiciones del sur: ofrecen aquí muchos productos regionales y provenzales, además de los propios del molino. Aparte de la amplia gama de aceites de oliva, podrá darse un capricho con cosméticos, geles de ducha y jabones a base de aceite de oliva, así como miel y otros artículos de recuerdo e ideas de regalo (paños de mano, paños de cocina, guantes, cestas gurmé, etc.). El olivicultor estará encantado de enseñarle su taller y su almazara: así podrá descubrir cómo se elaboran los productos locales. Cálida bienvenida tanto si viene solo como en grupo.

Cop à Coop ofrece los productos ecológicos y biológicos de sus miembros fundadores de Sigeanne: Jean-François, de la finca Saint-Michel des étangs, y Emmanuel, de la finca Vent Terral, para sus vinos ecológicos. Benjamin y Emmanuelle, agricultores de la Bergerie du Salin, para la carne de ovino y caprino, y Boris, del Potager Sigeannais, para las frutas y verduras ecológicas. La oferta se completa con productores locales con un enfoque similar. Es una auténtica tienda de ultramarinos de corta distancia. Y no olvidemos las veladas festivas, cuando todos estos productos son el centro de atención

Premiados regularmente, los productos de Bioplanète son el orgullo de esta empresa de Aude fundada hace más de 30 años. Es la almazara ecológica más antigua de Europa, cuyos productos proceden de la producción local y del comercio justo. Desde los campos hasta el embotellado, todas las etapas de la producción se realizan a mano. La gama incluye más de 78 aceites de alta gama, siempre prensados en frío, pero también germen de trigo, chía, comino negro, lino, cáñamo o camelina, y productos innovadores como la mantequilla clarificada ecológica o el ghee.

Es una granja ecológica donde se cultivan hortalizas como patatas, puerros, cebollas blancas y calabazas. Aquí también se cultivan plantas aromáticas. La rosa, el tomillo, la salvia, la lavanda y el romero se utilizan en aceites esenciales y aguas florales. Desde 2003, se han plantado 10 hectáreas de olivos en la ladera sur de la finca. Hay que descubrir sus sabores a aceituna negra, alcachofa de Jerusalén y sotobosque. ¡Es un descubrimiento muy agradable, lleno de opciones de calidad!

De los seis hijos, Luc Pasquiet fue el único que quiso hacerse cargo de la herencia de sus padres. Hay que decir que descubrió el oficio de olivicultor al mismo tiempo que ellos: estaba en el instituto cuando sus padres empezaron a cultivar aceitunas en los años 80. Al ayudarles con la cosecha, la idea fue arraigando poco a poco. Cuando sus padres se jubilaron, se hizo cargo del olivar, que estaba repartido en varias parcelas alrededor del pueblo, y en particular detrás de la abadía que es el encanto y la fama de Lagrasse. Se trata de unas 7 hectáreas de árboles, los más antiguos de los cuales tienen cien años. Mientras que sus padres eran partidarios de la agricultura integrada, Luc se decantó por la ecológica y empezó a convertir la finca a la etiqueta AB nada más llegar en 2013. Un año en el que la mosca fue especialmente mala y toda su cosecha se perdió. Sin embargo, Luc Pasquiet sigue fiel a su puesto: en el mercado de Lagrasse los sábados por la mañana, pero también en su pequeña tienda al pie del puente viejo. Allí ofrece cuatro aceites monovarietales en verde afrutado: oliva, una variedad rústica típica del Languedoc, lucques, con la que también elabora aceitunas de mesa, bouteillan y picholine. La "cuvée du terroir" es un afrutado verde elaborado con una mezcla de lo que producen los otros árboles cultivados (aglandau, cailletier, arbequine). En cuanto a sus pastas de aceitunas (sin alcaparras ni anchoas), las elabora en su taller e integra, según sus recetas, las verduras que cultiva en su huerto.

La cooperativa La Cavale, que acaba de celebrar su centenario, es una referencia en la región de Limoux en materia de abastecimiento agrícola y producción vegetal. Pero la cooperativa también ofrece una gama de productos que nos deleitan, todos ellos con un enfoque eco-responsable: los aceites de oliva Olisoli - Le Moulin du Sou, Ardence eau de Vie, una cerveza artesanal: l'Alambiquée y la famosa Crème Religieuse de menta, mandarina o limón de la gama Apéroc. Los encontrará en las charcuterías y tiendas Gamm Vert del Haute Vallée de l'Aude.

Desde 1999, la familia Marín cultiva 1.800 olivos en 4 hectáreas de terreno. La cosecha, que puede alcanzar las 10 toneladas de fruta en los mejores años, se lleva al cercano molino de Millas. Pero lo que realmente marca la diferencia con los demás productores de la región es la elección de una variedad única... y originaria de España: la arbequina. Su olivo da un fruto pequeño y redondo, especialmente adaptado a la producción de aceite. Y, por supuesto, el de la finca Moucha no se parece a ninguno de sus competidores más cercanos.