LA GOULETTE
leer másYa sea en la terraza con muebles azules o en la sala un poco más oscura, el ambiente es el descubrimiento de las múltiples posibilidades de parrilladas a la tunecina. Entre las carnes, el cordero, la carne de ternera y el pollo. Por lo que se refiere a los peces, hay que probar de verdad las sardinas a las patatas fritas, cuando la pizarra lo propone, ya que este plato nos transporta inquebrantablemente al Mediterráneo. ¿Sopa de judías o garbanzos? Ambas versiones son odorantes y copiosas. Para empezar la comida con ligereza, las ensaladas se reducen en varios ingresos turísticos, que incluyen pimiento o pulpo. Los amantes de cuscús, por su parte, lo escogerán en su forma real para conformarse con un mismo impulso en su palacio y su estómago.
SHERAZADE
leer másEl nombre de este restaurante corresponde a la variante magrebí del persan Shahrzad, que designa lo que procede de las ciudades de renombre. Aquí, más de un artesano trabajó para adornar las paredes de un interior similar a un rico salón tailandés o marroquí. Las especialidades conocidas, sopa de juerga y ensalada chakchouka ocupan un lugar destacado en el mapa. Se prolongan unos veinte sofás, la receta del chef confeccionado con siete verduras. Las cisternas de kefta a patatas, de pollo liado a las aceitunas, de guisantes a las berenjenas cavan el apetito instantáneamente. A la hora del postre, las pastelerías orientales se presentan a la antigua, en una meseta de planta. Estos bocados de pasta perfumada con agua de rosa, pistachos, almendras, avellanas y nueces son irresistibles cuando van acompañados de un té con menta, como quiere la tradición.
LE KANOUN
leer más¿Cómo comer bereber y más concretamente kablo sin ir a Kabylie, el actual norte argelino? Se toma el metro parisino y se llega, a orillas de la capital, a este lugar al exterior realzado de moucharabiehs y de palmeras de cáñamo. En el interior, se recibe principesco y las especialidades de la casa dan a soñar tanto como a saborear. La base del viajero se compone de carne fría de cordero y ensalada maciza. El plato del beduino está guardado de merguez y briouats. En cuanto al cuscús, es el rey del mapa, con interpretaciones raras como cuscús de calabaza, las habas, judías blancas, que se añaden a las propuestas más habituales de cuscús vegetarianos o a las carnes a la parrilla.