Los más bellos edificios religiosos Costa Egea

En el siglo XIX, una monja alemana, Catalina Emmerich, tuvo una visión de la morada de la Virgen en Éfeso. Los sacerdotes descubrieron la casa que correspondía a su descripción. En 1967, el Papa visitó el lugar y confirmó la veracidad de la visión. Desde entonces, peregrinos de todo el mundo acuden a la humilde casa transformada en capilla. El 15 de agosto se celebra un servicio religioso a cargo de cristianos ortodoxos y musulmanes. No hay dolmuş para el viaje: usted elige si va andando o en taxi.

Descubierto por la Escuela Arqueológica Americana de Atenas en 1882, está parcialmente restaurado. A 238 metros de altura, este templo dórico es característico de la arquitectura griega arcaica, con seis columnas más separadas de lo que más tarde dictará el canon. El entorno del lugar es simplemente sublime: sus fundadores no lo escogieron por casualidad... El atardecer (o el amanecer) atrae a una multitud. Aquí se encontrará con campistas, gente que viene a hacer pícnic, románticos con una copa en la mano... El vigilante no suele estar fuera de las horas habituales y es muy fácil entrar.

La mezquita de Isa Bey es una mezquita selyúcida del siglo XIV erigida en tiempos del emirato de Aydın al pie de la colina de Ayasuluk y cuenta con un increíble pórtico de estalactitas. La restauración del edificio ha dejado a la vista los antiguos materiales utilizados por sus constructores. Destaca el busto del emir de Aydın. El patio del caravasar es un remanso de paz. El edificio sigue en uso, pero solo está abierto al público fuera del horario de oración.

Comience en la colina de Ayasoluk, donde está enterrado san Juan el Teólogo y entre por la puerta de la Persecución, construida por los bizantinos en el siglo VI. Tras su exilio en la isla de Patmos, san Juan regresó a Éfeso hacia el año 97 d.C. y escribió su Evangelio. Murió dos años después y sobre su tumba se construyó una pequeña iglesia. En el siglo VI, se convirtió en una basílica que fue destruida en 1402 por Tamerlán. Suba a la fortaleza bizantina. Desde la torre de las murallas tendrá unas vistas panorámicas de la zona, el caravasar y la mezquita de Isa Bey.

Es una de las siete maravillas del mundo. La tumba del rey Mausolo es el símbolo de la ciudad. Se trataba de un mausoleo insólito de 46 metros de altura: sobre su base rectangular se apoyaban 36 columnas jónicas rematadas por un techo piramidal y estaba decorado con estatuas de Mausolo y Artemisia en una cuadriga. Tras su destrucción por un terremoto y el saqueo de los caballeros, no queda mucho de esta maravilla de la Antigüedad. Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz sus cimientos. Sin embargo, las maquetas ayudan a hacerse una idea de su aspecto.

Después del museo, en la carretera de Éfeso, se encuentra la única columna que atestigua la existencia de una de las siete maravillas del mundo antiguo. Desde finales del siglo VII, se construyeron en este lugar tres templos dedicados a Cibeles, la diosa frigia de la fertilidad. Luego, en el siglo VI, Creso edificó un imponente templo dedicado a Artemisa sostenido por 127 columnas. Pero la misma noche en la que nació Alejandro Magno, en el año 356 a. C., el monumento fue incendiado por Eróstrato, que quiso inmortalizar su nombre destruyendo el templo. El nuevo templo helenístico, construido sobre las ruinas del anterior, fue aún más grande y fue ornamentado por famosos escultores como Praxíteles. Este lugar sagrado de culto a Artemisa se consideró como una de las siete maravillas del mundo. Con la llegada del cristianismo, fue perdiendo su esplendor y, a partir del siglo IV, se utilizó como cantera para la construcción de Santa Sofía en Constantinopla.

En Grecia, la diosa Artemisa combinaba los atributos de varias deidades antiguas que simbolizaban la fertilidad, la naturaleza y la luna. Para los romanos, se convirtió en Diana, diosa de la caza, pero al mismo tiempo protectora de los animales, los árboles, los lagos y los ríos y de las mujeres embarazadas, aunque fuera virgen. Por último, es andrógina, ya que sus estatuas están adornadas a la altura del pecho con una serie de pequeños pechos que, según las teorías más recientes, representan testículos de toro. Sus atributos son el arco, la media luna y el ciervo. Sus sacerdotisas debían ser vírgenes y sus sacerdotes eunucos, pero en su templo se celebraba una fiesta en honor a Dionisio en la que los hombres se convertían en sátiros y las mujeres, en bacantes.

Para asegurarse de que las sacerdotisas eran realmente vírgenes, se las llevaba a una cueva detrás del templo. Si sucumbían a los placeres de la carne, la entrada de la cueva se cerraba durante tres días y cuando se abría de nuevo, la pecadora había desaparecido. En el pedestal de la gran estatua de Artemisa hay letras grabadas que forman palabras incomprensibles, consideradas mágicas. Estas letras efímeras se grababan en piezas de madera o cuero y se llevaban en medallones para protegerse de los hechizos malignos. Según Plutarco, los videntes aconsejaban a las víctimas de los hechizos que pronunciaran estas palabras mágicas en voz baja. Sin embargo, es difícil imaginar el antiguo esplendor del lugar al contemplar sus ruinas.

Data del siglo XIX y fue transformada en mezquita tras el cambio de población de 1923. Todavía se pueden ver algunos frescos bizantinos antiguos. El edificio no ha tenido ninguna restauración, para desgracia del patrimonio local. La iglesia está situada en el jardín de una casa del pueblo que antes funcionaba como escuela. Si quiere entrar, puede solicitarlo. El propietario también es viticultor. Dentro, el ambiente invita a la meditación, con una mezcla de música coral y el sonido de las voces de los turistas en el exterior.

La iglesia de san Juan Bautista se alza sobre el pueblo. Data del siglo XIX y destacan las cúpulas y la inscripción griega sobre la puerta. Se está llevando a cabo un proyecto de restauración con la colaboración de una fundación estadounidense. Por desgracia, las autoridades parece que descuidan un poco la conservación de la iglesia. Los grafitis estropean algunos lugares, como el altar, y es una pena. En la entrada hay un pozo de los deseos donde puede echar unas monedas.

La mezquita se encuentra en el pueblo, junto a las ruinas. Data del siglo XIV y probablemente se construyó sobre una iglesia bizantina del siglo VI aprovechando sus piedras. El edificio es bastante modesto. Sobre la entrada hay cruces e inscripciones griegas. La mezquita de Hüdavendigâr (que significa «Divino») es una de las dos mezquitas de este tipo que quedan en toda Turquía. La otra está en Bursa.