Los mejores restaurantes Región Caribeña

Un restaurante popular que encanta a los viajeros. Su principal ventaja es su ubicación a orillas del río Magdalena, bajo los árboles, junto a la plaza principal de Mompox. Se sirve cocina típica costeña, en las fórmulas habituales de los pequeños restaurantes abiertos sólo para el almuerzo, con una buena sopa para empezar, un plato principal de carne o pescado frito, arroz con coco, patacones y unas pocas verduras crudas, todo ello acompañado de un zumo helado. Para disfrutar con la brisa del río. Precios razonables.

El Pescadero es el restaurante de la cooperativa de pescadores, que abrió sus puertas hace unos cuarenta años. Al aire libre, a menudo con una agradable brisa marina y una hermosa vista del mar azul, se puede disfrutar de la pesca del día, a precios que son ligeros en comparación con otros restaurantes de la isla. La sopa de pescado, el ceviche, el casuel de mariscos y la langosta son sabrosos y las raciones abundantes. Pruebe el rondón, una receta local de pescado frito. Eso sí, asegúrese de tener tiempo, ya que el servicio puede ser un poco lento

Para un desayuno temprano, un ceviche fresco al mediodía, una cervecita a última hora de la tarde o un cóctel viendo ponerse el sol, éste es el restaurante ideal frente a la playa, el único que ofrece una gran variedad de opciones y con un buen horario de apertura Los platos que se sirven se basan en los sabores locales, aunque también hay hamburguesas y bocadillos. Los zumos naturales son la salvación después de un buen día de caminata, al igual que las Águilas, la marca de cervezas caribeñas que siempre se sirven bien frías

Panadería artesanal, restaurante, cafetería y más conocido aquí como el "bar de raíces", este domicilio bohemio está regentado por Milanka, una chilena que vive aquí desde hace unos diez años. Desde 2022, regenta Mil Enkantos, el punto de encuentro de los mochileros para desayunar. Sirve buen café, zumos naturales, deliciosos croissants caseros de chocolate y platos vegetarianos para comer y cenar. Ideal antes de salir de excursión, y a un paso de la playa, seguro que te ayuda a empezar bien el día.

En el barrio del Prado, un restaurante familiar de cocina caribeña, elaborada con las recetas tradicionales que guarda mamá. Buenos platos de pescado, marisco y carne, pero también hamburguesas y platos sencillos para compartir con los amigos (o con tu madre). El entorno es agradable en una casa colonial bien reformada, con techos altos y un patio en la parte trasera perfecto para tomar un cóctel a la sombra del níspero. Cálida acogida y servicio eficiente. También una pequeña zona de juegos para los niños, ¡mamá ha pensado en todo!

En la playa de Sound Bay, Donde Francesca es un restaurante sin pretensiones, pero la comida es generalmente buena y la vista sobre la laguna no tiene obstáculos. Prueba el carpaccio de pulpo, el ceviche de gambas o las cigalas de tres sabores. El servicio es agradable pero bastante lento, incluso para los estándares de la isla, pero no hay prisa en un entorno así, con los pies en la arena. Puedes esperar con un zumo de frutas o un cóctel fresco.

En el centro del pueblo, esta pizzería ha sido aclamada (casi) unánimemente desde hace unos años, tanto por su calidad -con una masa fina (pero demasiado fina para algunos) y unos ingredientes frescos y bien elegidos- como por sus generosas raciones y precios razonables. Se puede comer allí durante el día, pero el ambiente es más agradable por la noche, en el pequeño jardín a la luz de las velas. El servicio es amable y bastante eficiente. Puede pedirlo y recibirlo en su hotel.

Al final de la parte turística del Malecón, un restaurante que se ha convertido en un clásico de Mompox. Walter, el chef austriaco, ofrece una deliciosa cocina mediterránea en su casa taller, con buenas pizzas al horno de leña que son unánimemente apreciadas, pasta casera, gazpacho, ensaladas (bogavante al pesto, por ejemplo), y especialidades austriacas y suizas... Cenamos en grandes mesas de madera, en un bonito patio con luces tenues. El servicio es amable y agradable. Los precios siguen siendo razonables. Una buena dirección.

Este es probablemente el mejor restaurante de San Andrés. Ideal para una cena romántica sobre el agua. El entorno es agradable, en una antigua cabaña de pescadores al final de un muelle. La decoración caribeña es elegante y cálida a la vez, y por supuesto la cocina es excelente, con cangrejos, langostas, cigalas o filetes de pescado en un buen día. Una tarta de coco de postre es lo más adecuado. Es imprescindible reservar (con varios días de antelación en temporada alta). Haz un esfuerzo por vestirte bien, es muy elegante.

Como cabeza de familia numerosa, Doña Doris empezó a vivir de su cocina en 1985. Debido a su éxito, tuvo que trasladar su restaurante a la casa familiar. Va al mercado todas las mañanas a las 4 para comprar alimentos para un menú que cambia cada día. Los habituales no dudan en cruzar el pueblo los domingos para disfrutar de platos tradicionales, como la lengua de vaca, la carne posta o la mazamorra de maíz verde de postre. Una cocina local abundante y auténtica, en un entorno ultracolorido y cálido que hace honor al carnaval.

Un bar-restaurante con cocina típica, perfecto para una velada festiva con amigos y para sentir el espíritu quillero. La decoración es espectacular, con una temática carnavalesca y de cultura local, con el famoso pico, tiendita, caimán o chiva, y muchos lemas y refranes populares en las paredes. Un placer para la vista y el ambiente, quizás más que para la comida, que es decente, pero bastante cara. Cucayo es un término costero que significa arroz que se pega al fondo de la sartén al final de la cocción.

Un restaurante dirigido por Carolina y Carlos, originarios de Bogotá, que idearon un proyecto de "cocina consciente", una cocina consciente o responsable, tanto con respecto a las condiciones sociales como al respeto de los recursos naturales. Platos refinados, con una buena mezcla de sabores e ingredientes procedentes en su mayoría de la Sierra Nevada de Santa Marta. Ambiente muy agradable, con conciertos ocasionales de salsa, bossa nova o jazz latino. Hora feliz todos los días por la noche con cócteles. Suá significa "sol" en la lengua muisca.