Monumentos a visitar Languedoc Roussillon

Este fondo de dotación tiene como objetivo preservar, mejorar y animar la Cité de Carcassonne. Fundada por apasionados carcassonnais, esta iniciativa desarrolla proyectos que combinan la divulgación y la innovación, en relación con el patrimonio, el arte y el centro de historia medieval viva y el instituto de la lengua. Su primera acción data de 2017 con calcos contemporáneos de gárgolas góticas. El colectivo, que funciona gracias al mecenazgo, tiene su sede en el corazón del Hôtel de la Cité.

¿Qué tal un poco de altura? Nada mejor que los 162 peldaños de la magnífica escalera de caracol para cuidar sus piernas y sus pulmones. A 42 metros de altura, podrá disfrutar de una vista excepcional de la ciudad de Narbona, desde la costa hasta los Pirineos. El arzobispo Gilles Aycelin mandó construir este torreón, poderosa fortificación cuadrada situada a dos pasos del Palais Neuf, entre 1295 y 1306. Consta de cuatro salas visitables: la sala hemisférica, la sala conocida como el Tesoro, la sala del rey y la sala de la defensa.

Este museo de arte sagrado, el único de su clase en la región, es uno de los más destacados de Pont-Saint-Esprit. Situado en la Maison des Chevaliers, un edificio del siglo XII, presenta, en una dimensión museográfica muy lograda, salas de ceremonias, frescos de los siglos XIV y XV, así como una magnífica colección de orfebrería religiosa. Se pasa de una era o civilización a otra sin cronología, con la expresión artística de lo sagrado como hilo conductor.

Descubra un tesoro arquitectónico e histórico en el corazón de un espacio natural protegido: el faro de Espiguette, reconocible por su forma cuadrada y su color negro, visible desde el mar. Comience el paseo siguiendo una pasarela de madera a través de las dunas, que ofrece una vista impresionante del paisaje circundante. En el interior, sumérjase en la fascinante historia de la región y de los faros a través de las exposiciones del museo. Suba por una magnífica escalera de caracol hasta la cima, que ofrece impresionantes vistas panorámicas de 360 grados.

A la derecha del pasaje del Ancre se encuentra la puerta original del antiguo arzobispado, que da acceso al palacio Nuevo. Desde el patio de honor se ve la parte superior de la torre del homenaje Gilles Aycelin, edificada para afirmar la autoridad de los arzobispos frente a los vizcondes, cuya residencia estaba justo enfrente, para vigilar el puente y el puerto vecino. Entre en la recepción del Ayuntamiento para visitar la sala abovedada, llamada sala del Tesoro. También hay que ver la sala de los Cónsules, caracterizada por una serie de pilares que sostienen la planta superior. Es el vestigio de la primera muralla, edificada durante el Bajo Imperio Romano para defenderse de las invasiones bárbaras. Por una escalera construida en 1628, se accede a la primera planta, donde se abre la famosa sala de los Synodes (Sínodos), la sala de recepción del arzobispo, que albergó varias sesiones de los Estados Generales del Languedoc. La altura de esta sala se ha reducido a la mitad para permitir la creación de una planta suplementaria. En sus paredes se pueden admirar cuatro tapices de Aubusson (siglo  XVII) sobre el tema de la historia de Esther.

Menos de 2 km después del pueblo, una pequeña carretera estrecha sube hasta la meseta y llega al castillo de Condres, un buen ejemplo de arquitectura de Alta Edad. La fachada austera del siglo XV conserva su carácter defensivo. En el interior, ha experimentado muchas reformas para convertirse en una cómoda residencia en el siglo XVIII. Los últimos trabajos han permitido descubrir magníficos techos pintados. Se puede visitar desde junio hasta finales de septiembre (visitas guiadas obligatoriamente) así como con ocasión de las jornadas del patrimonio.