Cómo llegar y contactar
Desde hace 40 años, este espectáculo histórico reúne a unos 600 actores y jinetes. Es uno de los mayores espectáculos de luz y sonido de Europa.
Es una de las joyas de la corona del Puisaye y, en general, del Yonne. Famoso en toda Francia, el castillo de Saint-Fargeau y su vasto parque son de visita obligada. Un lugar cargado de arte e historia. Durante un tiempo fue propiedad de Jacques Cœur, el prestamista de Carlos VII. Pero fue sobre todo la duquesa de Montpensier, conocida como la Grande Mademoiselle, quien dio caché a este soberbio monumento. Hacia 1681, Luis XIV colocó aquí a la joven, entonces en el exilio. Hoy en día, se pueden admirar sus apartamentos renovados con estilo y visitar su dormitorio reconstruido. También merece la pena ver la biblioteca del siglo XIX, que contiene más de 2.000 libros. Pero, sobre todo, este magnífico castillo (que perteneció durante tanto tiempo a la familia de Jean d'Ormesson que lo utilizó como protagonista de su novela Au plaisir de Dieu) es el escenario de un fabuloso espectáculo histórico en el que participan nada menos que 600 figurantes y 50 jinetes, todos voluntarios de la región. Este excepcional Son et Lumière es uno de los más grandes de Europa. Y es uno de los precursores. En 2025 celebra su 43º aniversario.
A tener en cuenta: antes del espectáculo, y a partir de las 19:00 horas, no dude en aprovechar el mercado de productores in situ: food trucks que ofrecen jamón cocido, caracoles y otras especialidades de Borgoña. Sólo tiene que coger un plato y sentarse a comer. Luego, mientras cena, podrá ver cómo los actores y jinetes se preparan para el espectáculo entre bastidores
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
Los puntos fuertes de este establecimiento:
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Opiniones de los miembros sobre CASTILLO DE SAINT-FARGEAU
Las calificaciones y reseñas a continuación reflejan las opiniones subjetivas de los miembros y no la opinión de The Little Witty.
Jean d'Ormesson habita au Château une partie de son enfance.
Les mises en scène datant des années 80 devraient faire l'objet d'une remise au goût du jour