LE VAISSELLIER BOURGUIGNON
Tan pronto como empujes la puerta del Crissellier Bourgugnon, sentirás el alma de un Geno Trouvetou, ya que es imposible volver a las manos vacías ante la multitud de objetos expuestos, pero también no obedeces a tus latidos, a pesar de desviar algunos hallazgos de su utilización original. También encontrarás numerosos muebles pequeños, entre ellos encantadoras oficinas que dan ganas de empezar una novela pero también de relojes, vajilla, viejas herramientas, máquinas de coser, sillones y bufés. Los enamorados de la cristalería se llenarán tanto de los vasos preciosos o de colección como los primeros vasos de mostaza Obélix y Astérix en perfecto estado. Otro placer, Jean-Pierre Labonde, propietario del lugar, no nos toma para turistas y sus precios siguen siendo muy razonables. Se muda a casa y a los graneros y siempre está dispuesto a ayudarle a encontrar el objeto inaveriguable que sueña.