Situado en el corazón de la ciudad, es una suave combinación del encanto rústico de la piedra y la madera y la modernidad de los colores que conforman el espíritu de este antiguo relevo del siglo XVII. Hotel y restaurante, cuenta con un bonito comedor y una terraza muy agradable que se puede elegir abierta o bajo techo. Por el lado de la mesa, es una cocina tradicional que se expresa a través de la carta y el menú. Entre la tierra y el mar, la cazuela de huevo y el salmón, la sopa de pescado, la terrina o el foie gras para empezar, los raviolis de bacalao, de caza o de pato en un plato, la cocina es generosa. Ambiente acogedor y cálido, gracias en particular a Véronique en el servicio. En el lado del hotel, la calma está en el centro de atención, en un entorno agradable con habitaciones sencillas pero bien cuidadas y perfectamente equipadas. Algunos ofrecen una vista al Loira y tienen su propio balcón privado. Una parada gourmet y relajante tanto para familias como para particulares, con anfitriones muy agradables.
3 formules au choix. Pour un soir, c'était suffisant de prendre entrée et dessert et j'en suie ravie. Les gros appétits choisiront peut-être une autre formule.
La serveuse est très sympa et ne ménage pas sa peine ! Bravo à ces gens très professionnels. Allez-y tranquille !
Le tartare de poisson, un pur délice !