Después de largas horas de caminata y minutos en coche, finalmente se llega al norte de la isla más septentrional de Cabo Verde. ¡El fin del fin! No hay nada mejor que quedarse en Ponta do Sol, un pueblo de pescadores que se ha desarrollado en la punta norte de la isla, dominado por laderas montañosas. La cuidada alineación de sus casas multicolores, su ambiente provinciano y la calidez de sus habitantes confieren a esta acogedora escala un encanto único. En medio de todo esto está el famoso restaurante CALETA donde te sientes tan bien que vuelves al día siguiente ya que la decoración, el ambiente y la calidad de los platos son únicos. Para ser probado!