JARDINES DE MENARA
Todos conocemos esta bella imagen de un pabellón reflejado en un estanque, con los picos nevados del Atlas de fondo.
Con su majestuosa cuenca, este jardín de 100 hectáreas ofrece un paseo romántico que no debe perderse, sobre todo al final del día, y es sin duda uno de los más visitados de Marrakech, junto con el Agdal. Hay muchas leyendas sobre la historia de la cuenca de la Menara: se dice que es el lugar donde el almorávide Abu Bekr, fundador de la ciudad, enterró el botín que recogió durante sus campañas, o incluso un vasto cementerio donde están enterrados los huesos de las amantes del sultán Moulay Ismaïl. En concreto, la función original de la cuenca era almacenar el agua de las lluvias y de las montañas y regar los cultivos y los olivares. En la actualidad, la cuenca, que tiene una superficie de unos 200 m, sigue llenándose gracias a un sistema hidráulico muy antiguo. En sus aguas se refleja el deslumbrante pabellón de la Menara, erigido por los saadíes en 1866 para servir de residencia. Su techo piramidal verde reflejado en el agua, con las montañas nevadas del Atlas al fondo, es una imagen de postal, sin duda la más bella de la ciudad. Hoy en día, además de los fotógrafos aficionados y los turistas, es el lugar preferido de las familias que vienen a hacer un picnic los fines de semana a la sombra de los olivos, así como de los enamorados que pueden disfrutar de un momento de relax a solas, lejos del bullicio de la ciudad. A veces se les puede ver lanzando pan a las carpas que viven en el lago. A la entrada del lago, hay varias tiendas pequeñas donde se puede saciar la sed o tomar un té.
Gratuit donc à voir
Tres belle vue sur les montagne
Un peu sale