MEDERSA BEN YOUSSEF
Esta escuela coránica, una maravilla del arte arábigo-andaluz, ha sido restaurada y merece una visita.
Uno de los monumentos más bellos de Marrakech, la Medersa Ben Youssef ha sido considerada durante mucho tiempo la escuela coránica más suntuosa del mundo árabe. Cuando se accede a este gran recinto a través de una puerta con pesados batientes de bronce, es imposible no quedar impresionado. Fundada a mediados del siglo XIV por el sultán meriní Abu El-Hassan, la Medersa Ben Youssef era poco más que una pequeña escuela teológica. Hacia 1565, el príncipe saadí Moulay Abdallah la hizo reconstruir y embellecer, transformando lo que había sido un edificio sin importancia en otro cuya fama se extendería por las montañas y los países vecinos. Los capiteles de la sala de oración y el dintel de cedro tallado de la puerta de entrada atestiguan la reconstrucción saadí de la medersa. A finales de la década de 1960, la medersa quedó en desuso y se cerró a los fieles y al público. Hubo que esperar hasta 1982 para que las obras de restauración permitieran a los viajeros descubrir esta obra maestra del arte marroquí. Su arquitectura de inspiración meriní y andalusí se revela en toda su majestuosidad cuando el sol ilumina este venerable lugar de estudio y oración. Las salas están decoradas con una armoniosa mezcla de mármol y madera de cedro, estuco y mosaicos. La entrada se realiza por un estrecho pasillo de mosaicos y vigas. El patio es un rectángulo vasto y profundo, pavimentado con mármol y adornado en el centro con una gran pila de abluciones de gran sobriedad. A ambos lados del patio, dos galerías deambulatorias con pilares macizos sostienen dinteles de cedro tallado. En el extremo del patio, en línea con la entrada, la sala de oración está protegida de la vista profana por uno de los portales tallados más bellos de Marruecos. Dividida en tres secciones por dos filas de esbeltas columnas, la sala de oración está rematada por una cúpula piramidal de madera de cedro. El mihrab está decorado con versículos del Corán esculpidos en yeso. En la planta baja y en el piso superior se encuentran las 132 habitaciones reservadas a los estudiantes de la medersa. ¡Es un auténtico laberinto! En una época, la escuela llegó a tener hasta 900 estudiantes hacinados en estas pequeñas celdas que daban al patio central o a los siete patios interiores. En ellas vivían, estudiaban, dormían y comían. Cuando uno las visita, no puede evitar sentirse transportado atrás en el tiempo y conmovido al encontrarse tan cerca de la intimidad de estos estudiantes de otro tiempo y otro universo.
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Opiniones de los miembros sobre MEDERSA BEN YOUSSEF
Las calificaciones y reseñas a continuación reflejan las opiniones subjetivas de los miembros y no la opinión de The Little Witty.
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je la redécouvre à chaque fois avec des yeux émerveillés. Les
mosaïques, le bois de cèdre, le
stuc et quelques colonnes de
marbre de Carrare, un grand
bassin intérieur carrelé de mosaïque dans lequel on a envie de plonger (même si ce n'est pas le lieu...), cette bâtisse dégage une sérénité à nulle autre pareille dans la ville rouge. La cour intérieure où jouent les rayons du soleil selon les heures de la journée prend d'autres teintes. A visiter et revisiter sans compter.