LA MARINE * * *
Bonito hotel con habitaciones con vistas al puerto artificial y al profundo mar azul.
El mar, que se ve bailar, tiene reflejos de plata… Es imposible no dejarse llevar por las vistas, desde las habitaciones que dan al puerto artificial y al gran azul. La decoración interior muy sobria -paredes de tonos neutros simplemente iluminados por algunos toques de anaranjado- añade el placer de la contemplación. Desde el punto de vista confort, que los frijoles se regocijan, las edredones han aparecido en las camas para garantizar noches ultra-tontas. No hay problema de ruido, tampoco nos duermen con la resaca, como en un sueño. A las claras bazas de este agradable hotel se añaden una buena mesa (se habla más arriba), un desayuno copioso y un personal con tratamientos.
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