Honfleur, Caen, Bayeux, Lisieux, Guillermo el Conquistador y Santa Teresa, gastronomía y el recuerdo del desembarco del Día D... Calvados adopta muchas formas para atraerle y sabe cómo sorprenderle. Por ejemplo, el Museo del Mueble en Miniatura (invernadero del castillo de Vendeuvre) o el Museo del Globo y del Globo Aerostático (castillo de Balleroy). Siga la visita a las casas de Satie en Honfleur, un homenaje al compositor y una forma original de descubrir este encantador puerto. Los más aventureros pueden hacer puenting desde el viaducto de la Souleuvre. Otro lugar insólito, cerca de la ciudad medieval de Falaise, es la capilla de Saint-Vigor, recientemente decorada con frescos de manzanos a lo largo de las estaciones por el artista japonés Kyoji Takubo, un guiño a los huertos del interior. Aquí, las manzanas se transforman en calvados, sidra, pommeau y zumo, y se utilizan en la cocina junto a la andouille de Vire o el cerdo de Bayeux, y se sirven con mantequilla, nata e incluso Camembert de Normandie. La región también ofrece callos de Caen y las delicias del mar, ostras, vieiras y otros mariscos.
Calvados cuenta con 120 kilómetros de costa donde hermosas residencias, villas, grandes hoteles, chalets, casas rurales y señoriales bordean las estaciones balnearias de la Belle Époque, doce puertos deportivos y la posibilidad de disfrutar de todos los placeres náuticos. El campo ofrece paz, verdor y paisajes de bocage suavemente curvados. Por último, Calvados es tierra de caballos y jinetes, de carreras de caballos, polo, saltos de obstáculos y galopadas naturales por la arena o por los senderos de las hondonadas.