Estambul : ¿Cuándo debe marcharse?
Estambul tiene muchas caras y su ambiente cambia con cada estación. El otoño y la primavera son las mejores épocas para venir a Estambul porque el clima es agradable, hay menos turistas que en verano y se celebran muchos eventos. Durante el Ramadán, la ciudad es más tranquila durante el día, pero muy animada por la noche. Algunos establecimientos cierran los días festivos y las fiestas religiosas.
El tiempo en Estambul es templado con un sesgo continental: los veranos son muy calurosos, los inviernos fríos y húmedos. No es raro ver caer nieve en grandes copos entre diciembre y febrero en un ambiente repentinamente gélido. Tendrá que ceñirse al centro histórico, pero la visión de Estambul cubierta de un manto blanco será una experiencia inolvidable.
La mejor época para visitar Estambul es en abril/mayo/junio o septiembre/octubre, cuando hay menos turistas y las temperaturas son suaves. Hay que tener cuidado porque la nieve es muy común desde principios de diciembre hasta finales de febrero, a veces incluso a principios de marzo. Si persiste, Estambul puede quedar completamente bloqueada y el tráfico se hace imposible. Los meses más concurridos son julio, agosto, mayo y septiembre, seguidos de cerca por octubre. Navidad y Nochevieja también son populares.
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Estambul : Descubra
Tranquila y dinámica, moderna y antigua, religiosa y laica, Estambul ofrece su mejor cara, incomparable, polifacética, envidiable. Esta megalópolis de más de dieciséis millones de habitantes es la única del mundo atravesada por un brazo de mar, el Bósforo. Visitar Estambul es como viajar en el tiempo, como deambular por Constantinopla o Bizancio gracias a los numerosos vestigios que se han conservado. La riqueza de su historia, debida a la influencia de varias culturas, la convierte en un lugar excepcional inundado de tesoros de valor incalculable. Conocer esta fascinante ciudad le transportará a una nueva cultura, a experimentar el mundo de una manera diferente, lo que incluye descubrimientos culinarios, artísticos y arquitectónicos, sin olvidar el arte del keyif (ociosidad) en los baños turcos. Sorprendente y generosa, conservadora y vanguardista, es simplemente única, ni europea ni asiática.
