Una casa como poco, que da aires de campaña beaujolesa en el corazón de Villefranche. Hay que atravesar el portal, tomar el callejón y acceder a esta bella y colorida residencia para disfrutar de La Grande. Un cartel en forma de guiño al tamaño de una adorable jefa, Florence Neyton, instalada desde 2002 en el lugar con Raphael. Pero la Grande también podría hacer referencia a la cocina de este restaurante en el que se perpetúa la excelente idea de que los productos frescos deben ser de temporada y los platos caseros según las salidas del mercado. A la carta, da una terrina casa a los hígados grasos de pato, una antesillette beaujolesa de Bobosse a la mostaza y al chardonnay, un foie gras casero de pato al porto blanco y al jurançon, un pavimentado de charolana, un pez del mercado, caracoles en invierno… Sin olvidar los postres, también son caseros, con un clavafí a los melocotones de viñedos o un truco de chocolate. En la terraza en el patio o en la sala, admirando la colección de cuadros, hay una "Grande" donde la sonrisa corre a flote, al igual que los buenos platos y el buen vino.