Guía de viaje Villefranche-Sur-Saône

Villefranche tiene su origen en su nombre. Para atraer habitantes, el Señor de Beaujeu concedió una serie de privilegios, conocidos como franquicias, a quienes se instalaran en la nueva ciudad. Inicialmente orales, estas franquicias se fijaron en 71 artículos en 1260, y luego se ampliaron varias veces hasta 1400. El proyecto fue un éxito y la ciudad creció rápidamente, hasta el punto de que en el siglo XV Villefranche se había convertido en la capital económica de la región del Beaujolais. Aunque rodeada de murallas, Villefranche era ante todo una ciudad-mercado, lo que explica su trazado, que aún hoy puede verse en el centro de la ciudad. La calle central, rebautizada varias veces a lo largo de los siglos como Rue Nationale (Rue Nat' para los lugareños), sigue siendo el corazón de la ciudad y en torno a ella gira el recorrido. No se sorprenda si en sus paseos se topa a menudo con el adjetivo "caladois": ¡es el nombre de los habitantes de la ciudad! Existen dos hipótesis sobre el origen de esta palabra. La zona alrededor de la colegiata era muy pantanosa, por lo que se pavimentó con losas de piedra llamadas "calades"; como alrededor se celebraba el mercado, la expresión "aller à la calade" pronto sustituyó a "aller au marché", y después a "aller en ville". El otro origen se remonta a la Edad Media, cuando la palabra "calade" designaba una pendiente por la que se adiestraba a los caballos para correr; como la calle principal tenía pendiente, se la apodó la "calade", y a sus habitantes los "caladois".