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Pájaros

Las aves encuentran en los Alpilles un hábitat ideal. Acantilados escarpados, grandes extensiones de bosque y escasa presión humana son condiciones necesarias para el desarrollo de la nidificación. Entre las aves más emblemáticas de los Alpilles, encontramos :

Águila perdicera. Es un águila de tamaño mediano y plumaje contrastado. Es fácil reconocer su silueta característica, que destaca majestuosamente sobre el cielo azul. Es un animal bastante solitario al que le gusta anidar en cumbres vertiginosas y bien expuestas. También necesita una zona bastante amplia y boscosa para cazar. Y esto es exactamente lo que encuentra en el macizo de Alpilles. Es un ave que odia que la molesten y puede abandonar fácilmente su nido en este caso. De ahí la necesidad de respetar su hábitat.

El buitre Percnopterus. Se trata de un pequeño buitre con alas blancas y puntas negras cuando alcanza la edad adulta. Al igual que el águila perdicera, anida en acantilados, pero caza más bien en campos cultivados o en el borde de las marismas. También es un auténtico limpiador del ganado, al que libra de garrapatas, pero también de heces adheridas a su pelaje. Su cortejo es realmente espectacular, una auténtica demostración de acrobacia. No pasa todo el tiempo en los Alpilles. De hecho, es un ave migratoria que se dirige al sur una vez finalizada su nidificación.

El cernícalo vulgar. Es una pequeña rapaz diurna, fácilmente reconocible por su pico corto y curvado en la base. Es un animal gregario al que le gusta estar con sus congéneres. Algunos grupos pueden superar el centenar de individuos. El cernícalo se alimenta principalmente de insectos, pero tampoco desdeña los pequeños mamíferos. Dicho esto, es un ave que sabe adaptarse a su entorno y puede, si es necesario, cambiar de dieta.

El búho real. Es poco probable que lo vea durante el día. Su dominio es la noche. Esta rapaz nocturna caza al atardecer y al amanecer. Su dieta es muy variada. Se alimenta tanto de insectos como de pequeños mamíferos, serpientes, lagartos... de todo lo que se mueve. Al igual que el águila perdicera, prefiere anidar en las paredes rocosas, pero no duda en utilizar los nidos abandonados de otras grandes aves, en grietas de rocas o incluso en el suelo.

Mamíferos

En los Alpilles hay decenas de especies de mamíferos: jabalíes, conejos... los más clásicos. Pero hay otras mucho más sorprendentes, como los murciélagos (sí, son mamíferos), de los que hay decenas de miles. Incluso hay 19 especies de las 26 registradas en Europa. Contrariamente a la leyenda, los murciélagos no se alimentan de sangre (salvo algunas especies que viven en Sudamérica), sino de fruta, insectos y, ocasionalmente, ranas o incluso pececillos. Por cierto, ¿sabe por qué los murciélagos duermen boca abajo? Pues sencillamente porque es la posición que les permite volar más rápidamente en caso de peligro. No tienen que coger carrerilla, sólo dejarse caer.

En la Camarga, por supuesto, también hay muchos mamíferos. Los más evidentes son los caballos y los toros, pero también los coipos y, más raramente, los castores, que han establecido su hábitat en las orillas del Ródano.

Reptiles

En la Camarga hay una quincena de ellas: serpientes de Montpellier (inofensivas, pero a veces de tamaño impresionante), culebras esculapias e incluso tortugas de agua dulce. Varias especies de lagartos también están presentes en los Alpilles, entre ellas el famoso lagarto ocelado (que es un saurio, una subfamilia de reptiles), el mayor lagarto de Europa. Se alimenta principalmente de insectos y escarabajos, pero no duda en cambiar de menú si es necesario. Es una de las especies amenazadas de extinción a corto plazo.

Piscis

Carpa, anguila, lucio, bagre en agua douce ; besugo, lubina, lenguado en agua salada. La Camarga tiene alrededor de 40 especies de peces. También hay seis especies de anfibios, cuarenta y cinco moluscos y una docena de crustáceos. Tanto es así que los pescadores encuentran aquí un terreno perfecto para satisfacer sus pasiones.

Insectos

Por supuesto, los primeros que vienen a la mente son esos molestos mosquitos que arruinan la vida de los turistas. Pero hay muchos más: cincuenta y dos especies de mariposas, no menos de cuatrocientas polillas, cuarenta y tres especies de libélulas... Estos pequeños habitantes de nuestro planeta se sienten sin duda como en casa aquí.

Flore

Pino carrasco, cedro, pino silvestre, encina... no faltan especies en las 19.000 hectáreas del bosque de Alpilles. Pero el bosque no es el único ecosistema, ya que también hay zonas de garriga provenzal, con plantas tradicionales como tomillo, lavanda, lirios y pequeños arbustos. Algunas plantas, como el copo de nieve de verano, con sus campanillas blancas, o el heliantemo, que apunta en la dirección del sol, son raras y están sujetas a protección nacional.

En el lado de la Camarga, la llanura y los humedales (sansouires) representan el 97% del territorio. La flora es obviamente diferente de la de los Alpilles, más pobre desde el punto de vista cuantitativo. Esto se debe a la elevada concentración de sal en el suelo. Salicornia, soudes, obiones, se abren camino adoptando una estrategia que consiste en atiborrarse de agua para reducir la concentración de sal en sus células, lo que explica el aspecto carnoso de sus ramas.

La vegetación acuática

Las marismas de la Camarga albergan numerosas plantas y especies acuáticas. Entre los ejemplares más bellos están los nenúfares amarillos, los nenúfares blancos y los enanthes, plantas herbáceas que se asemejan a ciertas plantas comestibles. Tenga cuidado de no dejarse engañar por ellas, ya que son venenosas, incluso mortales. Se dice que algunas de las especies más exóticas provocan una especie de sonrisa en el rostro de la víctima que las ha ingerido en exceso.

Más al sur, a medida que se acerca al mar, encontrará las llamadas plantas formadoras de dunas, como el oyat, fácilmente reconocible por sus espigas amarillas, o la euforbia, con sus colores anisados teñidos de verde que se iluminan en primavera.