Una mansión privada con un romántico jardín interior, arbolado y tranquilo, con parada para conciertos y exposiciones.
Una parada encantadora en el corazón del barrio de Mazarin y una dirección atípica y polifacética abierta al público desde 2010. Es una mansión del siglo XVIII con un gran jardín interior arbolado, romántico y tranquilo a la vez, que ofrece un refugio del bullicio de la ciudad y del cercano Cours Mirabeau. Disfrute de una comida cuando haga buen tiempo, haga una parada para tomar el té o visite las exposiciones temporales. No dude en abrir la puerta
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Opiniones de los miembros sobre GALLIFET - ART CENTER
Las calificaciones y reseñas a continuación reflejan las opiniones subjetivas de los miembros y no la opinión de The Little Witty.
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Es una pena porque el entorno es muy bonito, con la escultura que sale del suelo, las mesas... En nuestro caso, le pedimos una que nos cambiase la silla por otra de otra mesa para una de las personas del grupo por una discapacidad. La encargada se negó mil veces hasta que le dijimos que nos marcharíamos. Solo entonces nos permitió coger una silla diferente a las que había en la mesa. Jamás volveremos a un sitio con una encargada tan desagradable, con tan poca empatía y amargó el día a una persona con discapacidad.
En cuanto a los platos, la calidad es buena pero son escasos en cantidad para el precio que es. En mi caso, salí con hambre.
Y no, no me equivoco de sitio. Es ahí!
Nous avons beaucoup apprécié nos plats ainsi que la présentation.
Toutefois, le service laisse complètement à désirer. Nous sommes, il est vrai arrivées avec 5 minutes de retard par rapport à notre heure de réservation et de ce fait, on nous dit que notre table n’est plus disponible. Pensez à être hyper ponctuels si vous réservez! Zéro tolérance acceptée.
On nous propose de patienter ds un petit salon de jardin. Des vas et viens de serveuses mais aucune qui ne semble va voir l’idée de venir voir si nous désirons boire quelque chose pour patienter. Je me suis finalement levée pour en interpeller une et demander la carte. 10 minutes pour obtenir la carte, quasi aussi longtemps avant la prise de commande pour nous entendre dire que notre sélection (sangria blanche) pourtant à la carte ne se fait plus. Passage à table 30 minutes plus tard et même lenteur de service. On nous amène les plats sans nous amener les couverts, bref, pas vraiment ce à quoi on s’attend en réservant.
Résumé succinct : beau, bon mais très décevant