La capital de este cantón sufre un poco la comparación con Gerberoy, su bonita vecina. Sin embargo, esta ciudad merece una visita por sus casas con entramado de madera y ménsulas y su casa solariega del siglo XVIII. Actualmente ocupada por una congregación religiosa, la casa de ladrillo fue construida para la marquesa Conflans-d'Armentières, dama de compañía de la duquesa de Berry. También merece la pena ver el antiguo lavadero, que aún conserva el hogar en el que las lavanderas calentaban el agua. En cambio, de la fábrica de espectáculos no queda nada. Sin embargo, hasta principios del siglo XX, Songeons fue un importante centro de fabricación de gafas.

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