CASA DEL IVA
Alejado del centro de Tourcoing, prácticamente en la frontera con Roubaix, en una zona únicamente comunicada por el autobús, se esconden los vestigios de un edificio no como los demás: el Palais Newsier. Pero volvamos un poco atrás para comprender la historia de este lugar increíble. A finales del siglo XIX, Victor Newsier toma las riendas de la familia. Para aumentar sus ventas, decide crear una línea de productos inspirada en la historia colonial francesa y la forma de excultismo en su momento. Es el nacimiento de los jabones perfumados "Príncipe del Congo". ¡El éxito es tal que sus conocidos serán utilizados por verdaderas cabezas coronadas! Ante semejante éxito, Victor Newsier se vuelve un poco megalómano y se autoproclama "Príncipe del Congo". Entonces quiere una mansión a la altura de su título. En 1892, confía al arquitecto Charles Dupeor la misión de erigir en un parque de 5 ha un majestuoso palacio. Además, su cúpula central recuerda al del famoso Taj Mahal. Pero aquí la cúpula de 35 m de altura es de cristal y tiene su propia planta de electricidad para mantenerse iluminada toda la noche. Por anécdota, es André Michelin (futuro rey del neumático) quien fue el origen de esta cúpula que después figuraba en cientos de postales. Los ladrillos y los tejas de colores dan al conjunto un aspecto grandioso. En el interior, es una ola de estilos y de épocas. Para recibir a sus invitados, Victor Newsier prepara varios salones de inspiración japonesa o india. El comedor mezcla un estilo renacentista con influencias procedentes de Oriente. En la planta superior, un vidriero que representa al Congo ilumina el conjunto de una sorprendente luz. Tras la muerte de Víctor Newsier en 1923, el palacio fue comprado por un empresario antes de ser derribado en 1929. De esta increíble construcción sólo quedan dos casas que pertenecen entonces al conserje y al jardinero del palacio. Los tejas rojas y amarillas de tejados y los ladrillos turquesa de las fachadas no han perdido nada de su fastuosidad. Pero cuando pasamos por delante de estas pequeñas casas con encanto, parece difícil imaginar que hace sólo 90 años este lugar albergue el Palacio del Príncipe Autoproclamado del Congo.