Esta estructura flamante acoge a las ricas colecciones contemporáneas en casi 1.000 m 2, sin contar los espacios de documentación y los talleres. Hay que decir que todas las obras presentadas en el Museo del Cristal son muy ricas (más de 550 creaciones en total), convirtiéndose en la colección más importante del género en Francia. Un auténtico templo dedicado al arte que rinde homenaje a la historia de la industria cristalera (siglo XIX) de la región. La arquitectura moderna y depurada refuerza la reina del lugar y ofrece un espléndido escrito a las esculturas graciosas e intemporales de artistas internacionales especializados en el trabajo de este material tan frágil. Su laboratorio de experiencias, el Atelier du Vidrio, es un auténtico polo de creación, donde los escultores disponen de un equipo de vanguardia para perfeccionarse y siempre seguir desarrollando su inventiva. Cada año se organizan puertas abiertas para descubrir las etapas de fabricación de una obra de arte, especialmente la más difícil: el soplón de vidrio. Para los visitantes, amantes de arte o artistas en hierba, el museo propone también talleres de iniciación y de despertador para intentar crear obras. Además de las riquezas presentadas por la colección permanente del museo, las exposiciones temporales ofrecen una mirada nueva y viva sobre la interacción entre el arte moderno abstracto y el entorno que la rodea. La visita es muy interesante y destaca el pasado de la ciudad más bella de las formas.
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