CATEDRAL DE SANTA CECILIA

Esta imponente nave de ladrillo es una obra maestra del patrimonio gótico del sur. Construida entre 1282 y 1480 para significar el regreso del poder papal a la tierra de los cátaros, sigue siendo la mayor catedral de ladrillo del mundo. Su sobrecogedora silueta de ladrillo rosa y su inmenso campanario de 78 metros de altura como atalaya de la región, en el corazón del viejo Albi, hacen que a menudo se la compare con un castillo. Cuando se construyó, formaba parte del sistema defensivo de la ciudad, incorporando el palacio de la Berbie, y podía albergar a 6000 albigenses en caso de peligro. De la Edad Media, ha podido conservar el fresco del Juicio Final, que originalmente ocupaba más de 200 m², donde se representan el Cielo, la Tierra y el Infierno. Los frescos de la bóveda forman el conjunto más grande y antiguo de Francia, con 97 metros de largo y 28 de ancho. Sigue siendo la única catedral de Europa cuyos muros y bóvedas están totalmente pintados en una superficie de casi 18.500 m². El rosetón, de estilo gótico flamígero, está decorado con una magnífica estatuaria policromada, ejemplo único de la escultura francesa del siglo XV. La sala del tesoro, ubicada en una antigua cámara blindada del siglo XIII, muestra una colección de objetos de arte sacro de los siglos XIV al XIX, así como objetos religiosos. Por último, Santa Cecilia, patrona de la música, no tendría un santuario sin un órgano monumental. El de la catedral data del siglo XVIII, y puede tener la suerte de escuchar un recital durante su visita.