CUEVAS DE LACAVE
Las cuevas son únicas por su gran belleza, con doce salas, cada una más encantadora que la anterior.
El famoso bio-espeleólogo científico Armand Viré, que tiene su propio museo en Luzech por sus trabajos sobre las huellas de dinosaurios, fue también el responsable del descubrimiento de las cuevas de Lacave en 1902 —en los acantilados que bordean la Dordoña—, de su acondicionamiento y de su apertura al público. Estas grutas son únicas por su gran belleza pero, desde 1961, también por su acceso: un pequeño tren eléctrico asciende 400 metros por la roca para llevarle al corazón de la colina, y se detiene en una estación muy especial. Al llegar, descubrirá la Gran Sala del Caos: su nombre asusta, pero su acústica es tan excepcional que permite celebrar en ella extraordinarios conciertos durante el verano.
A continuación, comience su visita descubriendo doce salas, cada una más mágica que la anterior. Los numerosos lagos y concreciones adoptan curiosas formas. Admire la Cascada láctea, los Excéntricos, la Tarasca, las Tres Parcas, el Corredor de las nieves y la sala de las Luces Negras. Durante la visita guiada, le contarán historias extraordinarias sobre un dragón legendario, una araña gigante o un ángel. Deténgase un buen rato en la Gran Cúpula, de sesenta metros de altura, o en la sala de los Espejismos, que ofrece el fantástico espectáculo de una ciudad hundida a través del reflejo de su techo. Llegará hasta el salón de las Maravillas, de 2000 m2, y su hechizante espectáculo de luciérnagas. Le advertimos que pasará hora y media en las entrañas de la tierra.
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