Lejos de los chichones y de los nuevos conceptos, el Hong Kong ha estado siempre en un trío ganador: la recepción, la calidad y la tradición. Una receta que marca la diferencia y el lugar en la cabeza de los mejores restaurantes asiáticos del departamento. Primero te seducirá por el entorno, íntimo y auténtico, de este pequeño rincón de China. Los cuadros de nácar, acuario y esculturas de época te acogen, pero lo que más te gustará es el humor del chef. La carta es de una riqueza infinita y te ofrece el más suculento de los viajes gustativos: entradas de vapor, cangrejo sazonado con vermielas, verduras shop suey, sopas de raviolis, calamares, rapas a todas las salsas, pollo con bambú o cerdo con caramelo, dejar hablar tu corazón… y tu curiosidad. La excelencia estará de todas formas sobre su mesa. No te apures, los platos se preparan siguiendo tu pedido, un frescura que merece un poco de espera pero el delial lo vale ampliamente. Te recomendamos hacer una escala en Hong Kong, un lugar inteligente y goloso, a precios muy asequibles. Un lugar auténtico y raro.