LA FUENTE DE SAINT-BLAISE
De bonito y original, no tiene gran cosa. A primera vista, sólo verás un simple punto de agua con dos grifos… pero es seguramente el número de personas que esperan de llenar botellas y bidones en la acera que le interpelará. Puesto que en sus aspectos un ladrillo básico hay que confesar una cosa: el agua que transcurre todo el año no sólo es potable, sino que presenta un sabor de lo que muchos alardean las virtudes. Paso obligado en la ciudad termal que no termina de hundirte en sus delicias, la fuente Saint-Blaise es casi un punto de encuentro que está concurrido. La que te espera hoy fue construida por marbrier Río en 1905 y sustituye al antiguo punto de agua del barrio de los "tostados", parias de los pueblos aparcados en zonas de exclusión. La fuente fue captada por un tronco de madera rodeado de arcilla y agua conducida por una canalización de madera ahogada en la arcilla. Cuando se renovó la captura, la fuente despertó una abundancia considerable y, desde entonces, su éxito no se desmorona. No se sabe si es magia pero es fresca y sabrosa: en tus botellas.