CONVENTO DE SAN ANTONIO
La Orden Seráfica, fundada por San Francisco de Asís, amante de la Señora de la Pobreza, hace casi ocho siglos, puede presumir de tener un monasterio de capuchinos en el corazón de Gascuña: ¡son de los últimos en observar estrictamente la regla heredada de su fundador! Sus vidas son las más simples, las más pobres y las más escondidas, pasadas en oración y contemplación, en el menor consuelo posible. La barba está ahí para recordarnos la cercanía de la naturaleza, el don del Creador, y el canto de los pájaros, ¡una armonía maravillosa! La capilla del granero ofrece magníficos muros de piedra a la vista, así como el resto de los edificios del monasterio. El color de la piedra es cálido, mientras que el interior del edificio religioso es rico en su sencillez. La presencia de madera en el coro es llamativa: altar mayor, sillería, mesa de comunión.... Un hermoso marco abierto a todos nos recuerda que la presencia de una estatua de San José, un humilde carpintero, está más que justificada en un lugar así