BAR LE RALLYE
Una inmensa terraza en el paseo de la calle de la playa y una sala amplia y larga, en la barra magistral al fresco mural mural. Representa a muchos personajes, casi tanto como la colección de miñonetas situada al final del mostrador. Aquí se adivina un establecimiento "habitado" de los que viven y atraen la vida mucho más allá del 15 de septiembre. Pero en temporada alta, es el cerco donde picar desde el potrón-minet-amanecer- y hasta no llegar en función de la envidia del momento: helado o croque, pasta fresca en salsa a elegir, ensalada landesa, magret de pimienta, o incluso especialidades caseras a 11 euros como el jarret a las lentejas o el conejo a la mostaza, anunciadores de una siesta en la playa. La recepción es sonriente y la ubicación ideal para esperar una vuelta del mercado (halle justo enfrente) o para una parada en la carretera de la playa. Las noches son muy animadas, las noches de los partidos, pero no sólo. Acogedor.