ESPI
Espi es desde hace más de 40 años una verdadera institución. En las vitrinas, los pasteles siempre se alinean con creaciones muy chocolate, espumas de frutas, tarletas, saint-honoré, paletas de colores de macarrones… ya no se sabe dónde dar la cabeza, todo es bonito y tentador. Sin embargo, es lamentable que las porciones hayan disminuido algo (pero no los precios) desde que la venerable casa fabrica la excelente casa de la biblioteca. Las presentaciones de bombones y torones, que también son "caseros", adornan nuestra gastronomía. A partir de las 8 de la madrugada, la bollería todavía cálida y el pan recién salido del horno embalsaman la tienda. Para los que tienen tiempo, lo ideal es degustar in situ. el salón de té elegante y refinado, o la terraza en el muelle Vauban, se sirven de maravilla.