Guía de viaje Céret

Con sus 7600 habitantes, la pequeña capital del Vallespir es el principal centro de la tradición y el folclore catalanes. Aquí más que en ningún otro lugar, las banderas de sangre y oro ondean en las ventanas; y aquí más que en ningún otro lugar, la alpargata se lleva con orgullo. La sardana es también la principal manifestación de esta animada y colorida tradición. La fiesta se mantiene aquí todo el año, con sus bares nocturnos que cierran más tarde que en otros lugares, y ese ambiente ya español. Nos encanta Céret por su famoso mercado de los sábados por la mañana, muy animado tanto en verano como en invierno. La ubicación de la ciudad, a 30 km al sur de Perpiñán, donde el valle del Tec se ensancha para formar una vasta llanura, bien protegida de la tramontana por las estribaciones de los Aspres, ha favorecido la implantación de huertos, que hacen de la región un importante centro de frutas y hortalizas. La localidad merece su nombre de capital de la cereza. Céret es también, y sobre todo, una de las capitales del arte del siglo XX. Todos los grandes nombres de la escultura, la pintura y el arte gráfico se han alojado allí en algún momento: Picasso, Matisse, Soutine, Manolo, Dufy, Cocteau o, en el ámbito musical, Saint-Saëns, por citar algunos. No se puede dejar Céret sin visitar el puerto de Fontfrède. Accesible en coche por una pequeña carretera en la ladera, este lugar que culmina a más de 1000 m de altitud es simplemente mágico. El pico del mismo nombre (justo arriba) ofrece una de las más bellas panorámicas de 360° de las dos regiones catalanas.