ABADÍA DE SAINT-ANDRÉ Y SUS JARDINES

Cerrada del 1 de noviembre a febrero. Mayo, junio, julio, agosto y septiembre: de 10 a 18 h (todo el día). Marzo y octubre: de 10 a 13 y de 14 a 17 h. Abril: de 10 a 13 y de 14 a 18 h. Abierta los festivos (incluidos los lunes). Gratis hasta los 8 años. Adulto: 9 €. Los grupos pueden visitar los Jardines, el palacio de la abadía y las exposiciones todo el año previa reserva. Visita guiada: 14 €. Tarifas completas en línea. Venta de bebidas frías y helados en la recepción. Tienda. Actividades. Admiten perros con correa.

Enclavada en el corazón de Fort Saint-André, en las alturas de Villeneuve-lès-Avignon, la abadía benedictina y real de Saint-André le acoge en un marco majestuoso y relajante. En esta cresta bañada por la luz, la historia, el arte y la naturaleza se reúnen en una rara armonía. La elegante arquitectura de la abadía es una mezcla de sobriedad monástica y refinamiento clásico. Le maravillarán sus salas abovedadas, reformadas en los siglos XVII y XVIII, su escalera monumental y su portal ricamente esculpido. En su interior, magníficos murales, entre ellos los del pintor Émile Bernard, conviven con colecciones eclécticas y fascinantes. Algunas de las exposiciones permanentes le sumergirán en el refinado mundo de la moda de los años 20 y 30, a través de las creaciones de los grandes modistos. Otras le harán viajar por el mundo de las muñecas antiguas, recorriendo su historia desde finales del siglo XIX hasta el siglo XX. Pero si el edificio principal es el corazón de la abadía, sus jardines son su alma. Galardonados con el sello de "Jardín Notable", estas verdes terrazas muestran una abundante vegetación mediterránea: glicinias, rosas antiguas, olivos centenarios, esculturas y estanques. También hay restos de iglesias románicas entre los parterres. Más que un monumento, la abadía de Saint-André es un lugar vivo, anclado en su tiempo. A lo largo del año, ofrece un programa cultural rico y variado, con exposiciones temporales, conciertos y conferencias. Lugar de recuerdo, de contemplación y de creación, la Abadía Saint-André es un lugar que no debe perderse, donde cada visita se convierte en un interludio encantado. ¡No se lo pierda!