PIZZA CARLINO
Desde su apertura en 1964, este restaurante se hace llamar El Carlino, el nombre de su primer propietario. Desde entonces, sus sucesores han conservado el nombre y la fórmula: Servicio de pizzas y cocina italiana. En una gran sala rectangular, con piedras vista en las paredes, madera verde clara y vigas blancas, las mesas son modulables, lo que permite comidas de grupo o en cabeza más íntimas. En la otra sala contigua, el pizzaiolo se encuentra frente a su horno de leña, lo accesorio indispensable para realizar buenas pizzas. Tras degustar ensaladas regionales, platos de raviolis napolitanos, lasaña de buey, gnocchis o tagliatelas con salsa de tomate, albahaca, puedes elegir directamente una pizza. Como, por ejemplo, la Vesuvio (mozarella, jamón, pimientos y berenjenas) o Calabraise (buey, tomate, mozarella, cumin). Pasta finas, salsas caseras, especias con ingredientes frescos (alrededor de 10 euros). Muy buena mousse de chocolate, también casera.