LA PALMERAIE
Una decoración orientalizante con ojivas blancas, baldosas decorativas y mesas de madera marcadas… no hay ningún error, está bien en un restaurante marroquí, uno de los mejores de la ciudad. Mesas bajas, cojines y luz suave te sumergen en el ambiente de la medina, sobre todo el fin de semana cuando las bailarinas animan las veladas o, en verano, a la hora del té verde, que se toma en terraza bajo la tienda bereber. Para los platos tradicionales, se pueden elegir varias fórmulas, varias variedades de cuscús y tajines, del más simple, el vegetariano, en el más real con profusión de carne, sémola, verduras. En entrada, puedes degustar pastillas (hojas de brick rodadas, repisas en la paloma o pollo) y los vinos, que también vienen al otro lado del Mediterráneo y acompañan muy bien los platos. Finalmente, para prolongar la inmersión total, se pide otro té con menta. Personal sonriente como en Marruecos.