LA CIGALE
leer másCatalogado como monumento histórico, con su curiosa fachada blanca de pocas ventanas, es uno de los monumentos musicales de París, en uno de los barrios más animados de la capital. Este teatro a la italiana, con capacidad para unos mil cuatrocientos espectadores con parterre y balcón, es un escenario ecléctico que acoge a todo tipo de artistas. Mucha música, por supuesto, pero también espectáculos. Tenga en cuenta también que la Boule Noire, en el sótano, también organiza conciertos, aunque en un ambiente más íntimo.
LE TRIANON
leer másFundado en 1895, el Trianon-Concert fue una de las primeras salas de música de París. Destruido al mismo tiempo que su vecino el Elíseo de Montmartre en 1900, fue reconstruido dos años más tarde y bautizado sucesivamente con los nombres de Trianon-Théâtre, Théâtre Victor-Hugo y, por último, Trianon tout court. En él se dieron a conocer artistas como el transformista Fregoli y el joven Mistinguett. Transformado en cine en 1939, volvió al espectáculo en 1992. Ha acogido obras de teatro y conciertos clásicos, pero su programación sigue dominada por la chanson.
LES TROIS BAUDETS
leer másMeca de la chanson francófona, creada en 1947 por Jacques Canetti, la sala cuenta con doscientos cincuenta asientos repartidos en dos niveles, así como zonas de trabajo, un restaurante, un bar y un vestíbulo. Para garantizar una perfecta insonorización, la sala está "encerrada" en una caja sobre pilotes. En cuanto al programa, se remonta a los orígenes de Les Trois Baudets. Se da prioridad a las canciones, a los talentos emergentes de la escena francófona, a los que se encuentran en medio del camino, entre arreglárselas y una verdadera carrera.
AU LAPIN AGILE
leer másAbierto desde 1875, es el cabaret más antiguo de Montmartre y ha sido durante mucho tiempo el lugar favorito de algunos de los más grandes: Picasso, Braque, Modigliani, Derain, Utrillo, Apollinaire... Por la noche, en un lugar cargado de historia, la velada se llena de artistas llenos de talento y generosidad que perpetúan la tradición. Aquí se respira un aire que se ha vuelto raro en la ciudad, incluso en la Butte, tan querida por los veteranos. El lugar, que pretende ser el "conservatorio vivo de la canción francesa", tiene su punto. Una velada atemporal garantizada