LIBERTE
La calle de los Vinaigriers no deja de hacer el buzz. Es the place to be. Benoît Castel lo ha entendido bien. Este chef pastelero, propietario, entre otros, de Joséphine Bakery, ha colocado su sucia en una tienda que se parece más a un loft que a una panadería muy clásica, excepto si levantamos la cabeza admirando un techo moldeado y decorado. Grandes ventanales, paredes brutas y un laboratorio totalmente abierto al público es lo que el jefe ha querido. Los panes y los pasteles están casi hechos delante del cliente y de forma artesanal. El equipo utiliza el levain natural, las harinas mezcladas, los cereales, todo sin aditivos, lo que da al pan un verdadero sabor de antaño. La varita tradicional es excelente, al igual que el pan granola con avellana entera, carteles de nueces y uvas fundientes o el de chocolate crudo y realizado de forma tradicional, además del polvo de cacao y de los pepitas de chocolate blanco y negro. Benoît Castel se distingue también por sus creaciones a veces sorprendentes. Entre las pastelerías, su famosa tarta de crema y su cheesecake, pero nos encantó el financiero con frutas, madeleinas de chocolate y bollería mullida.