El bosque de Roumare y el Sena forjaron muy pronto la identidad del pueblo. Acogiendo a leñadores, marineros y pescadores, Val-de-la-Haye se distinguió en otros tiempos por su actividad de construcción naval. Hoy en día, el desarrollo portuario de Ruán y la proximidad industrial de Grand-Couronne han cambiado el paisaje, pero Val-de-la-Haye sigue siendo un pueblo florido, que en su día inspiró al poeta Eustache Bérat. Para ver: la columna Napoleón, la antigua comandancia de Sainte-Vaubourg, la iglesia Saint-Jean-Baptiste. Y no se pierda el parque de animales de Roumare, donde 400.000 visitantes acuden cada año a ver la fauna del bosque.

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