La fachada anuncia el color: " LUSH te sirve una cáscara de felicidad ". Como un limón bien apurado, hay una tienda fresca, acidulada, colorida, perfumada, incluso tónica. Entrando en un nuevo universo en el que las baldosas oscuras del suelo y las grandes pizarra en la pared, de un diseño depurado, recargado de mensajes humoristas, no hacen más que resaltar las calibraciones en las que se acumulan los panes de champú y de conocidos colores. Podrás tocarte y probar sobre el terreno productos con nombres y composiciones más originales, retomando grandes títulos del cine: «PS. I love you», «Préstame tu mano», titulaciones humoristas como «Boto», «La gran menta», a los perfumes sorprendentes («Porridge», etc.)… Detrás se esconde el concepto igualmente encantador de los cosméticos frescos hechos mano. La idea: todos los productos propuestos se hacen con frutas, verduras frescas y aceites esenciales, no probados en animales, 100% vegetarianos, ecológicos porque sin envase o reciclado. Además, el cartel no hace publicidad y repaga el dinero para fomentar el comercio justo. A veces es bueno hacerse bien.