Situado al sur de Bergerac, en medio de una exuberante vegetación, la historia de este castillo le cautivará y le hará volver a por más.
Este castillo medieval fue construido entre los siglos XII y XIX. Tiene cuatro torres redondas con matacanes y una quinta torre redonda de grandes dimensiones, que sostiene la esquina saliente de los dos edificios principales. En el exterior, el palomar cuadrado con entramado de madera está construido sobre nueve pilares redondos de piedra. Tras años de contratiempos, el castillo de Bridoire vuelve a la vida gracias a sus defensores, que lucharon para evitar su ruina, y a sus nuevos propietarios, la familia Guyot, amante de su patrimonio. Para encontrar los muebles de época, han buscado en anticuarios, marchantes de segunda mano y salas de subastas. Reconstruyeron el revestimiento de nogal del comedor, de finales del siglo XIX, y redescubrieron el suelo de mármol del siglo XVIII. Incluso hay un asador y una vajilla de latón en la cocina Las chimeneas se han restaurado a su estado original, al igual que los cuadros, trofeos de caza y candelabros. La gran sala de los guardias ha sido restaurada a su tamaño original (Enrique de Navarra, futuro Enrique IV, almorzó allí), al igual que el dormitorio del rey. El apartamento de la marquesa de Foucauld y el dormitorio del padre de Foucauld también han sido restaurados. Aquí encontrará juegos históricos fielmente reconstruidos, y se ofrecen actividades tanto en el interior como en el exterior. En verano, todos los jueves y sábados por la noche, a partir de las 20:00, se puede visitar la Bridoire a la luz de las velas (¡con aperitivo los jueves!). Los juegos y animaciones tienen lugar en el patio del castillo.
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Opiniones de los miembros sobre CASTILLO DE BRIDOIRE
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La visite du château en lui même n'est pas indispensables
Le gros coup de cœur de la journée : le labyrinthe ! Bien conçu, immersif, et surtout plein d’énigmes à résoudre tout au long du parcours. Mon fils a adoré chercher, réfléchir, et courir dans tous les sens — et moi aussi ! Un vrai moment de complicité et d’aventure.
Le reste du château ne manque pas de charme non plus, avec une belle diversité de jeux d’époque et une ambiance chaleureuse. Tout est fait pour que petits et grands passent un bon moment.
Excellent rapport qualité/prix pour une journée riche en rires et en découvertes. On recommande les yeux fermés !