Druso, hijo de la emperatriz romana Livia, construyó un campamento a orillas del Rin contra los alemanes. Drusenheim se convirtió en una aldea situada en un lugar estratégico y sufrió repetidamente los avatares de la historia. En el siglo XVIII, la ciudad disfrutó de una relativa calma, que propició las primeras grandes obras de represamiento del río y el desarrollo de la industria. Drusenheim se convirtió en ciudad al final de la Segunda Guerra Mundial, duplicando su población y acogiendo a varias empresas. Podrá disfrutar de los jardines Altwasser, pasear junto al agua, practicar deportes náuticos y cruzar el Rin en transbordador.

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